Una vez más López Obrador se pitorrea de la Constitución. Que no tiene buenas relaciones con el Poder Judicial, dice, y que por eso no invita a la ministra presidenta Norma Piña a las celebraciones de nuestras fiestas patrias. La investidura presidencial vuelve a ser burlada.
Convenientemente deja olvidado que son tres los poderes en los que se divide el “Supremo Poder de la Federación” de acuerdo con nuestra Carta Magna. El Art. 49 así lo estipula y para mayor claridad dice que estos poderes son: legislativo, ejecutivo y judicial.
El señor Andrés Manuel actúa como todo un autócrata, como si las tres ramas residieran en su persona. Si el Poder Judicial no decide como él presidente quiere, este lanza un “es notorio, se han dedicado a actuar en contra de la transformación” para que la gente lo oiga.
Pero resulta ser que dicho poder es autónomo. Y que debe actuar conforme a Derecho. Pero eso es algo que el autoritario no entiende ni respeta. “Si la norma va contra ‘la transformación’, peor para la norma” suele decir AMLO. “No me vengan con que la ley es la ley”.
Pero ahí no acaba la cosa: el presidente más humanista y feminista —ajá…— no invitó a las celebraciones ni al Poder Judicial ni al Legislativo este 16 de septiembre porque están siendo liderados por mujeres: la ministra presidenta Norma Piña, ya mencionada, y la diputada Marcela Guerra, titular del Congreso (PRI). El feminismo de López Obrador es de dientes para afuera. Misoginia es la palabra correcta.
¿De cuándo acá Las Fiestas Patrias son propiedad del inquilino de Palacio? Estos poderes de la República deben estar representados en los eventos cívicos de la Nación. Incluirlos no se circunscribe en una situación de amores y desamores de una de las partes. Pero para AMLO solo existe el poder que él detenta.
Y en ese sentido, mientras las otras ramas fueron titulados por personajes afines a sus ocurrencias o bailaron al son que AMLO toca, estos fueron tomados en cuenta. Ahora que los poderes procuran marcar eso, la constitucional división, López Obrador muestra su verdadero talante: el de un autócrata.
Herida está la República si es la decisión de un individuo el cortar a los Poderes Judicial y Legislativo de participar en las ceremonias patrias. Ya ocurrió durante la gesta de los Niños Héroes y ahora la ceremonia del Grito de Independencia y el Desfile Militar de este 16.
Su actitud no es la de un demócrata. López Obrador recuerda a Luis XIV, el Rey Sol con la frase “El Estado soy yo”, dado que todos los poderes recaían en el rey y nada le importaba ni la división de poderes o la legislación vigente. La diferencia con el Rey Sol es que ese al menos dejó Versalles edificado y las arcas del Tesoro francés rebosantes. López Obrador ni es rey (aunque actúa como uno), ni deja nada memorable (solo horrores como el AIFA, el Tren Maya y un país endeudado).
Y mientras atestiguamos un México incendiado, López Obrador ya tiene claro dónde colgarán su retrato como presidente y quien pintará el mismo…
El autócrata tiene por sinónimos tirano, dictador, autoritario, déspota, opresor y sátrapa, entre otros. Así se comporta el titular del Ejecutivo Federal.