Las acusaciones presentadas por la Justicia estadounidense contra Ovidio Guzmán, uno de los líderes del Cartel de Sinaloa, revelan una serie de atrocidades cometidas por la organización criminal. Estas incluyen el tráfico de drogas por tierra, mar y aire, asesinatos de rivales, y la posesión de armamento de nivel militar. Ovidio, hijo del famoso narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, ha negado todos los cargos presentados en su contra en un tribunal de Chicago.
El Cartel de Sinaloa, bajo la dirección de “El Chapo” e Ismael “El Mayo” Zambada, coordinó el traslado de grandes cargamentos de drogas desde Centroamérica y Sudamérica hacia México, y posteriormente hacia Estados Unidos. Los hijos de “El Chapo”, tras la detención de su padre, asumieron roles de liderazgo en la organización. Se detalla que utilizaban diversos medios, desde aviones y submarinos hasta túneles, para transportar las drogas.
La acusación también señala que Ovidio Guzmán y sus hermanos, conocidos como “Los Chapitos”, estuvieron involucrados en actos violentos para consolidar su poder en el cartel. Esto incluye homicidios, secuestros, torturas y actos de intimidación. Se menciona, por ejemplo, que lanzaban a sus víctimas vivas a jaulas con tigres. Además, para mantener su dominio, adquirieron armamento militar y establecieron laboratorios clandestinos en la sierra sinaloense, produciendo grandes cantidades de fentanilo.
Por último, se destaca que “Los Chapitos” también estuvieron involucrados en actividades de lavado de dinero, utilizando criptomonedas, tráfico de efectivo y otros mecanismos para ocultar sus ganancias ilícitas. La acusación subraya la magnitud y alcance de las operaciones del Cartel de Sinaloa bajo el liderazgo de Ovidio Guzmán y sus hermanos.