Nos cuentan que en el INE hay preocupación por el error que cometió la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral, al citar de manera imprecisa parte de las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre Xóchitl Gálvez en sus conferencias mañaneras. Nos cuentan que la Secretaría Ejecutiva recibió la orden de hacer una investigación del tema y dar un informe detallado a los consejeros. La Presidencia de la República, nos recuerdan, tramitó un recurso de revisión que, nos dice, podría derivar hasta en responsabilidades y sanciones para quien tuvo el descuido. Nos hacen ver que para imponer medidas cautelares era suficiente con citar correctamente lo que sí dijo el mandatario y ahora el caso se puede caer por la errata.
La rebelión de Marcelo Ebrard frente a lo que señala como un proceso interno cargado a favor de Claudia Sheinbaum con uso de recursos públicos, se quedó en amago. Después de que diputados afines al excanciller anunciaron denuncias penales y quejas al INE, don Marcelo citó a los medios en la sede del instituto electoral, pero en lugar de llevar el primer recurso formal, dijo que iba a pagar una multa y afirmó que no se va de su partido. La judicialización significaba un paso que ponía en entredicho al gobierno mismo del presidente López Obrador, pero, nos hacen ver, no fue más que una finta. La aspirante señalada no tuvo ni que despeinarse para responder. Y don Marcelo hasta le hizo el feo a Movimiento Ciudadano, el partido que podría postularlo fuera de Morena. Ni 24 horas duró la revuelta.
Nos cuentan que Adán Augusto López andaba ayer muy conciliador, pidiéndole a Marcelo Ebrard que en aras de la unidad deje de denunciar los excesos en la contienda interna, como el uso de brigadas de la Secretaría del Bienestar para hacer campaña. Dijo que no se vale abonar a la división por “intereses personales”. Nos recuerdan que apenas el 3 de julio, don Adán denunció el mismo modus operandi en Tamaulipas y señaló al director general de Bienestar Social de Reynosa, Luis Miguel Iglesias Elizondo, a quien acusó de repartir despensas para evitar que la gente acudiera a su mitin. ¿Será que ya se le olvidó a don Adán o habrán llegado también despensas para sus reuniones?
La conferencia mañanera del presidente López Obrador provocó que le zumbaran los oídos a más de un representante o funcionario morenista. Nos cuentan que el mandatario dijo que le daría pena subirse a un automóvil lujoso. “Yo no tengo nada contra quienes tienen un carro último modelo, a mí me daría pena subirme, nunca me he subido a un carro así extravagante, en una de esas me confunden”, expresó. Nos hacen ver que la pedrada llegó hasta Puebla y le dio al senador y aspirante al gobierno estatal Alejandro Armenta, porque hace unas semanas su jefe de asesores tuvo que devolver su carrito nuevo cuando lo cacharon: estaba valuado en 3 millones de pesos.