El papel picado color blanco y azul colgaba en el patio central de Palacio Nacional. Decía “CELAC”. Eran las iniciales de la sexta Cumbre de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Así el presidente López Obrador le daba la bienvenida a los jefes de estado, presidentes y ministros que llegaron a México el 17 de septiembre de 2021. El evento es recordado por el encontronazo que se desató en el salón Tesorería cuando los presidentes de Paraguay, Mario Abdó, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, le reclamaron a Nicolás Maduro y a Miguel Díaz Canel la falta de democracia en Venezuela y Cuba.
Desde días antes, distintos proveedores comenzaron a colocar cientos de flores, sillas, mesas, televisiones, estructuras e insumos para el evento y la cena de apertura donde no se escatimó a pesar de la austeridad republicana. La Secretaría de Relaciones Exteriores supervisó cada detalle, aunque la organización y contratación corrió a cargo de la empresa que ganó la licitación para hacer sus eventos masivos: Cinética Producciones S.A de C.V.
A diferencia de ahora, aquellos eran los tiempos de gloria de Marcelo Ebrard. Había presupuesto a placer y Cinética Producciones, filial de grupo Expansión, era una de las más grandes beneficiadas.
A las pocas semanas de que pasó la CELAC, varios de los proveedores que participaron en ese y otros eventos comenzaron a alzar la voz ante la falta de pago por parte de Cinética Producciones. Así corrieron los meses y el adeudo seguía. Cinética Producciones argumentaba que la culpa era de la cancillería que no estaba pagándole por sus servicios.
Varios de los proveedores se movilizaron. Unos tocaron las puertas de los altos mandos en la SRE y otros acudieron a la Oficialía Mayor. La respuesta coincidió: cancillería ya le había pagado a Cinética Producciones cifras millonarias por sus servicios.
Cuando la presión escaló y los documentos comprobaron que la SRE ya había cumplido su obligación contractual, en Cinética Producciones quedaron arrinconados. Según un grupo de proveedores entrevistados para esta columna, un empleado llamado José Calzada les confesó que la empresa tenía otras prioridades y que el dinero que se les adeudaba había sido utilizado para la organización del Fan Fest del mundial de Qatar 2022.
Esa revelación cobró sentido para los proveedores cuando vieron que el 14 de octubre de 2022, Édgar Farah presidente de grupo Expansión, apareció en una conferencia de prensa junto a la entonces jefa de gobierno Claudia Sheinbaum. El primero anunció que le donarían a la Ciudad de México todo lo relacionado con la organización, incluida la colocación de una pantalla de 200 metros cuadrados en el monumento a la Revolución. Desde ahí, la relación y cercanía sólo ha crecido. Los proveedores afectados suman dos años sin cobrar más de 30 millones de pesos en total por sus servicios.
En pocas palabras: el dinero que salió de la oficina de Marcelo Ebrard, terminó por financiar a Claudia Sheinbaum.
El pleito entre los hijos del Presidente ha crecido a medida de que se acerca la definición del candidato presidencial de Morena. El resentimiento de José Ramón aumenta porque ninguna corcholata lo quiso cerca a diferencia de Andy, que vio cómo le llovían elogios y hasta ofertas para convertirse en secretario de Estado. A José Ramón nadie le da garantías de continuar con su estilo de vida sobrado y polémico. A Andy ya le aseguraron que sus redes seguirán intactas. A José Ramón le preocupa que todavía tiene un pendiente con Estados Unidos por el conflicto de la Casa Gris. A Andy le tranquiliza que la corcholata favorita es su cercana.