Guadalupe Taddei, consejera presidenta del INE, ya habló. Compartió los lineamientos aprobados de cómo revisará el Instituto (de hecho ya lo está haciendo) los gastos de quienes están en abierta campaña, son candidatos y gastan el dinero de todos los mexicanos que forma parte del financiamiento a los partidos políticos. Eso sí, para fines de saltarse la ley, ni se les llama campañas ni candidatos ni derroche de recursos.
La exposición que hace la autoridad electoral de lo que finalmente se acordó —y las razones que hubo para acordar lo que se acordó— son de antología. Ni siquiera a Mario Moreno Cantinflas se le hubiera ocurrido tratar de justificar de manera tan enredada el porqué se va a gastar más dinero —ahora del INE— para contabilizar otros dineros que no deberían ser gastados. Esto es, se fiscalizará con una farsa las farsas que ya hemos estado atestiguando de manera diaria.
¿Qué estableció el órgano autónomo? ¿A qué nueva farsa hemos arribado como sociedad? Algo así como: “los lineamientos aprobados implican que el Instituto revisará los gastos de quienes han iniciado recorridos por el país como parte del proceso político previo a la elección de candidato presidencial en todos los partidos, para asegurarse que se trata de recursos de actividades ordinarias o de lo contrario también se sumarían a los gastos de precampaña o hasta de campaña…”. ¡Ufff! ¡Vaya enredo!
En resumen: montar una nueva farsa sobre otra que ya de por sí resulta demasiado onerosa para todos.
En la austeridad republicana que impera en la 4t se han olvidado temas como son la salud de los mexicanos, la educación de calidad, la rendición de cuentas o la infraestructura hídrica, y básicamente solo se ve por alimentar los tres grandes elefantes contaminados: AIFA (mamut en ese caso), el Tren Maya y Dos Bocas, así como velar por dos grandes clientelas: los beneficiarios de transferencias en efectivo y las Fuerzas Armadas. Eso además del dinero para los actos anticipados de campañas de Morena y aliados, claro está.
Los números más conservadores arrojan —solamente de espectaculares de la 4t en las 32 entidades federativas— la friolera de 13 millones 600 mil pesos al mes (calculando en total 700 espectaculares a un costo de $20,000 pesos por la renta de cada uno). Pero seguramente hay más de 22 espectaculares en promedio por cada entidad federativa. Además, esto es sin contar bardas pintadas, recorridos, renta de auditorios, sillas, lonas… El gasto es tal que hasta los propios “defensores de la 4t” han señalado el ingente gasto de los otros contrincantes.
A lo anterior sumemos los espectaculares de quienes pretenden ser gobernadores, jefe de gobierno de la CDMX, alcaldes y demás…
El órgano electoral ha hecho un llamado, en particular a AMLO y a su movimiento, a que se conduzca con ‘responsabilidad ética’. Sabemos eso no sucederá. Como tampoco obligará a todos los candidatos (empezando por los de casa) a evitar el gasto superfluo. ¿Quién sino Andrés Maniel fue el que adelantó los tiempos electorales y violentó la legislación electoral?
Faltan once meses para las elecciones del 2024 en las que se elegirán a quienes ocuparán más de tres mil cargos públicos. Imaginemos el dineral que se tendrá que auditar y que ya se empezó a gastar en actos anticipados. Y luego para que encima de todo arribemos a que no haya consecuencia alguna ante el cinismo, la ilegalidad y el dispendio de los que no quieren ser denominados candidatos. Hablamos de nuevos lineamientos que regulan lo ilegal y que no serán acatados; el INE haciendo observaciones sobre algo que de inicio no se debía haber permitido.
¿Es solo a mí a quien escandaliza el gasto doble de nuestros impuestos? Lo gastado ilegalmente en los actos anticipados y lo gastado para fiscalizar esos gastos sin que haya garantía de consecuencia alguna.
Mientras nos preguntamos lo anterior, Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, en un acto de victimización clama y gime que el INE pretende proteger a los integrantes del Frente Opositor para que el presidente no hable de ellos. Dice que se trata de un acto de censura el intentar aplicar las leyes que Andrés Manuel diseñó, impulsó y aprobó cuando era candidato de oposición. Una farsa más, pues la 4t tiene monopolio sobre el micrófono presidencial, el tiempo de la mañanera y ahora también el árbitro y los dineros (pero “los pobrecitos” son los de Morena…).
Una farsa de la farsa de la farsa. De las más chafas telenovelas mexicanas llevadas a la política nacional…