Hacía mucho tiempo que Santiago Nieto ya no daba de qué hablar, ayudándose, quizá sin darse cuenta, a él mismo. Pero amante de los reflectores y del protagonismo, volvió a abrir la boca y quién sabe si su candidez le ayude a quien lo rescató de la ignominia, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, al hacerlo procurador, o la corcholata a la que está respaldando, Marcelo Ebrard. En ambos casos los mete en un pleito que no es de ellos, pero que podría tener consecuencias por la lengua suelta de Nieto, quien definitivamente no ha aprendido nada de su experiencia.
Nieto le dio una entrevista a Milenio que contiene algunos datos muy interesantes, que salen a la luz pública gracias a su indiscreción, como la lista de los cinco altos funcionarios contra los que el Cártel Jalisco Nueva Generación planeó atentar en 2021, que fue dada a conocer en una reunión del gabinete de seguridad en Palacio Nacional por el director del Centro Nacional de Inteligencia, el general Audomaro Martínez, “donde dice que vienen para un atentado suicida a la Ciudad de México”, agregando, sin saberse si era información, comentario o suposición, la lista: el número cinco, el presidente Andrés Manuel López Obrador; el cuarto, el entonces canciller Ebrard; el tercero, el jefe del CNI; el segundo, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana capitalina, y el primero, él mismo.
En la entrevista caracterizó la información secreta como “una anécdota”, cuando en realidad es una violación a secretos de Estado. Pero la frivolidad no es algo que haya estado ausente de la vida pública de Nieto, y que fue la razón por la que se hizo insostenible al frente de la UIF, cuando se volvió un escándalo de opinión pública su boda en uno de los hoteles más bonitos –si no el que más– de Antigua, en Guatemala, con una lista de unos 300 invitados. Fue más fuerte el amor que el sentido común, que en política suelen invertirse en sus prioridades, luego de haber visto cómo López Obrador mandó a Siberia a su escudero de décadas, César Yáñez, por una boda, y enfiló sus cañones contra los asistentes a otra boda, de la hija del abogado Juan Collado, que está en la cárcel.
El tema de la boda salió en la entrevista de manera casual, pero Nieto dotó su respuesta de contenido incendiario. “Yo creo que fue un escándalo también generado entre fuego amigo y fuego enemigo”, dijo. “Desafortunadamente por una participación de terceros, cuando Juan Francisco Ealy Ortiz y Paola Félix, que yo no sabía que Juan Francisco viajaba con dinero, al final los detienen por un tema de terceros, pero con algo interesante: los estaban esperando”.
La réplica fue natural. “El pitazo ya venía desde donde salió, ¿no?, desde el aeropuerto de Toluca”, repreguntó el director editorial del diario, Óscar Cedillo, refiriéndose a que desde ese aeropuerto salen los vuelos privados. “¿Por eso dices que fue fuego amigo?”, insistió el conductor de Milenio Televisión, Jaime Núñez. “Bueno”, contestó Nieto sin esquivar, “el fuego amigo, pues yo creo que sí, vino de la fiscalía”.
Y luego, sin pregunta de por medio, Nieto reveló que también estaban invitados a la boda Horacio Duarte, a la sazón director de Aduanas, y Zoé Robledo, director del Seguro Social. A Duarte, recordó, “le terminan avisando que hay problemas en Guatemala, que no vaya… Zoé me dice que le preguntan: ‘¿oye, tú estás en Guatemala? Yo no, estoy aquí, el Presidente me dijo que viniera a Tula” (donde en septiembre se había inundado una clínica provocando la muerte de 17 pacientes). En este punto tiene algo de razón. Varios funcionarios federales, como Ebrard, cancelaron. Sin embargo, otros funcionarios, como Paola Félix, que manejaba el Fondo Mixto de Protección Turística de la Ciudad de México (también destituida), asistió, así como la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y su pareja, el embajador mexicano en Guatemala, Romeo Ruiz Armento.
No está claro por qué a unos funcionarios les dijeron no ir y a otros no, pero menos claro si Gertz Manero estuvo detrás de todo ello. Nieto no aporta ningún sustento para endilgarle la acusación de “fuego amigo”, que terminó costándole el cargo, aunque en su momento le dijeron que la razón de la furia presidencial era que había invitado a dos de quienes considera sus enemigos, Ealy Ortiz, y la senadora panista Josefina Vázquez Mota, no de una trampa del fiscal.
Pero la declaración suelta y temeraria de Nieto contra Gertz Manero revive el viejo conflicto con el fiscal que vivían cotidianamente desde que ambos eran colegas en el gobierno, donde el entonces jefe de la UIF construía casos contra políticos y funcionarios en la mira del Presidente –música para sus oídos que le daba a quien llegó a decirle “hijo”–, que no podían judicializarse porque, afirmaban en la Fiscalía General, no aportaba pruebas que lo permitieran.
El choque de ellos fue más allá del tiempo que estuvo Nieto en el gobierno. Una vez fuera, en el clímax de la confrontación entre Gertz Manero y el entonces consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, le ofreció un expediente del fiscal a cambio de protección. Scherer perdió esa pelea y Nieto quedó en la intemperie política. Trabajó en la campaña de Mara Lezama en Quintana Roo, pero cuando lo quiso hacer fiscal, llegó el veto de la Ciudad de México.
El otro gran objetivo de Nieto en la entrevista es su sucesor en la UIF, a quien señaló de haber estancado la lucha contra la corrupción. “Yo lo que diría es que, lo dijo Pablo Gómez, somos diferentes; él considera que la UIF es un órgano político, yo pienso que es un órgano técnico”. En realidad, Nieto hizo de la UIF un ente político y engañó al Presidente. No es el único que lo haya hecho, es cierto, pero sí el primero que sólo ve paja en el ojo ajeno. Pero así es Santiago Nieto, que regresó al protagonismo con una escopeta, disparándose a sí mismo.