Los jóvenes de entre 18 y 29 años son el 30 por ciento del padrón electoral, pero 83 por ciento de ellos se abstuvo de votar en las elecciones presidenciales de 2018.
Quien logre conectar con ellos va a ganar la elección del próximo año.
Hasta ahora la precandidata que se aproxima a hablar en el idioma de los jóvenes, dominio de nuevas tecnologías y del “internet de las cosas”, es Xóchitl Gálvez.
Si los saca a votar, ganará.
La tradición en el mundo donde hay elecciones es tratar a los jóvenes con palmaditas en la espalda, como si fueran mascotas.
Quienes no somos candidatos podemos decirles que –muchos de ellos– son unos irresponsables. Se quejan de todo y dejan la solución de los problemas en manos de quienes los crearon.
Las malas decisiones que se han tomado en este gobierno –y las que deberá tomar la próxima presidenta (e)– impactan a los jóvenes de manera irreversible. Mucho más que a los mayores.
Con las nuevas tecnologías y la irrupción de la inteligencia artificial (IA) están desapareciendo millones de puestos de trabajo y se crean otros nuevos, diferentes, fuera de caja. ¿Cómo encajan en ese mundo que ya está?
La educación que se imparte en México, ¿les permite reinventarse, para no vivir del trabajo manual o de las propinas?
Durante el actual gobierno cayó la matrícula escolar en un millón 577 mil alumnos de nivel básico y media superior.
Los maestros ya no son evaluados y las plazas no las ocupan los más capacitados para enseñar, sino los que decide el gobierno y el sindicato.
No hay enseñanza intensiva del inglés, los maestros seguirán siendo monolingües.
Los libros de texto reducen al mínimo las matemáticas y transmiten los prejuicios y embustes del Presidente actual: que él ganó las elecciones, que los asaltantes son buenos y que Júpiter está más cerca del Sol que la Tierra.
¿Les vale? Entonces que siga Morena y avance el autoritarismo.
Los gobiernos autoritarios viven del control político de la población.
Hasta ahora ese control se basa en dar apoyo económico y tener un padrón de beneficiarios a los que se les ayuda, y a cambio se les pide ir a los mítines y votar por los candidatos que se le indiquen.
A los adversarios políticos del autoritarismo se les espían sus llamadas telefónicas, sus secretos fiscales, sus desplazamientos y compañías.
La IA permite tener conocimiento de las emociones de las personas, sus gustos, lo que detestan, lo que aman, los hábitos privados y las debilidades o atracciones íntimas que cada quien tiene.
¿Van a dejar esas herramientas en manos de un gobierno autoritario que usa los datos personales para controlar, presionar o extorsionar a los ciudadanos, como hace el actual gobierno con Xóchitl y muchos más?
Tal vez se prefiera vivir en un país con Estado de derecho, con autoridades obligadas a respetar la ley.
Y que las grandes empresas tecnológicas y el gobierno se abstengan de usar la información privada e íntima para controlar a los ciudadanos.
¿Quieren ser controlados así? Entonces que se consolide el autoritarismo y al diablo con la democracia.
En 2024 se juega el destino de la democracia en México, amenazada por la continuidad de la obra demoledora del actual Presidente.
¿Democracia? ¿Una palabra vacía?
Todas las grandes conquistas modernas se han dado en los países democráticos y ninguna bajo gobiernos autoritarios.
La libertad para vivir la sexualidad sin estigmatizar las preferencias de cada uno, por ejemplo, sólo ha podido avanzar en países democráticos.
En los países islámicos ya sabemos qué pasa, pero gobiernos autoritarios tan cercanos a Morena, como el de Rusia, también reprimen la decisión individual sobre las preferencias sexuales.
Sólo en los países democráticos hay derecho a expresarse y protestar, aunque no se tenga la razón.
En Cuba, a los jóvenes que compusieron una canción de protesta, Patria y vida, los metieron a la cárcel y ahí estarán encerrados 11 años.
Las libertades elementales de las personas sólo perviven en países democráticos.
Únicamente en las sociedades democráticas se puede defender la naturaleza y el medio ambiente.
En un gobierno autoritario, como el que tenemos, no hay miramientos para tirar millones de árboles porque el Presidente quiere pasar un tren en medio de la selva.
Podría hacerse una vía elevada si es mucha la necesidad de tener el tren, pero al señor le place así, con la destrucción de la naturaleza y contaminación de acuíferos subterráneos.
Y no hay ley, ni amparo ni juez que lo detenga.
Pemex lanza a la atmósfera 577 mil toneladas de dióxido de azufre cada año. Provoca enfermedades respiratorias y que caiga lluvia ácida.
¿Les vale? Entonces que sigan las soluciones de los mismos que nos han metido en estos problemas.
Al parecer Xóchitl y el segmento de la población joven tienen puntos de conexión. Si logra que vayan a las urnas y no sólo vote 17 por ciento de ellos, como ocurrió en la elección presidencial pasada, va a ganar.
Y tendrá quién salga a defender su triunfo, porque el Presidente autoritario jamás ha reconocido una derrota.