Ayer, en las calles, hubo nombres, rostros, fichas de búsqueda, lonas, gritos, pancartas…
El presidente de México estaba atrincherado, sordo y ciego, dedicado a lo único que parece importarle: las elecciones y las críticas al frente opositor: “¡Beatriz, aguanta! ¡El pueblo se levanta!”.
En las ciudades de Zacatecas, Guadalajara, Monterrey, Villahermosa, Puebla, Xalapa, Veracruz, Córdoba, Coatzacoalcos, Pachuca, Aguascalientes, Chihuahua, Ciudad Juárez, San Luis Potosí, Ciudad Valles, Tamazunchale, Oaxaca y la Ciudad de México, entre otras, familiares de víctimas de desaparición forzada marchaban pidiendo que alguien los escuchara.
Se quejaban de la distancia que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha interpuesto ante la tragedia que oscurece las vidas de decenas de miles de mexicanos.
El reclamo era el mismo: nadie quiere escucharlos, nadie quiere voltear a verlos, nadie ha sido capaz de ofrecerles una respuesta.
Para las miles de personas que marcharon ayer, en ninguno de los casos hay avance. Algunas buscan a sus hijos desde hace 12 años.
También ayer, el equipo de investigación periodística A dónde van los desaparecidos, a partir de los datos ofrecidos por el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, publicó un reportaje (“Los nuevos epicentros de la desaparición en México”), que arranca con dos frases lapidarias:
“Como en ningún otro sexenio, las personas desaparecen en México. Las cifras oficiales indican que, bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, hasta el pasado 25 de agosto han desaparecido 44,073 personas, lo que representa el 40 por ciento de las 111,000 víctimas reconocidas.
“A un año de finalizar de finalizar la administración lopezobradorista, se ha superado en casi 10,000 personas el número de desapariciones registradas en el periodo de Enrique Peña Nieto, y se han duplicado los casos ocurridos durante el mandato del panista Felipe Calderón”.
El reportaje demuestra que no es extraña la sordera presidencial: como lo indica el reportaje, la cifra de desaparecidos bajo este gobierno es prácticamente la suma del total de los dos gobiernos anteriores.
El drama se extiende a la capital del país. Entre 2006 y 2018 se reportaron en promedio 74 desapariciones cada año. Durante los años en que Claudia Sheinbaum estuvo al frente del gobierno de la ciudad “los casos se dispararon a un promedio anual de 926 entre 2019 y mayo de 2023”.
A finales de febrero de 2020, un tiroteo en el municipio de Pátzcuaro, en Michoacán, culminó con la detención de una célula compuesta por nueve sicarios. Uno de estos ofreció volverse testigo colaborador y entregó la localización de una fosa clandestina en la que su grupo había estado inhumando cuerpos.
La fosa estaba en el municipio de Coeneo, dentro de un poblado llamado Comanja. En un inmueble en obra negra la fiscalía encontró los restos de 24 personas que habían sido degolladas y desmembradas.
En el último tramo del sexenio, Coeneo tiene una tasa de 381.6 desaparecidos por cada 100 mil habitantes y se halla a la cabeza de una lista de pequeños municipios con las tasas más altas de desaparición de personas.
Ahí está Encarnación de Díaz, Jalisco, que alcanzó notoriedad hace unas semanas tras la desaparición de seis jóvenes de entre 19 y 22 años. En La Chona, como se le conoce también a Encarnación de Díaz, la tasa es de 277.2 por cada 100 mil habitantes.
Figuran también Sabinas Hidalgo, Nuevo León (242 por cada 100 mil) y Tepalcingo, Morelos (con 195.6), así como seis municipios zacatecanos que se han convertido en los nuevos epicentros de la desaparición en México: Valparaíso (231), Villa de Cos (225.3), Río Grande (215.4), Jerez (186.9), Calera (159.5) y Ojocaliente (158.6).
En solo tres años, según la Universidad Autónoma de Zacatecas, este estado se ha convertido “en el territorio de México donde sus habitantes tienen mayor probabilidad de ser víctimas de desaparición”.
Las personas desaparecidas en lo que va de 2023, de acuerdo con el investigador de la UAZ Jairo Antonio López, son más de 500. A este número deben agregarse las 831 desaparecidas en 2021 y las 755 de 2022.
En el Día Internacional de la Desaparición Forzada, la ONU hizo un llamado a las instituciones de México para que garantizaran “el acceso a la información que permita esclarecer lo ocurrido”. Miles de personas, invisibles para las autoridades, llevaron a la calle sus historias, sus vidas rotas.
En todas las ciudades denunciaron lo mismo. Que no hay quién les responda.
En Palacio Nacional, el presidente se declaraba “humanista mexicano” y recordaba que sus modelos a seguir eran Hidalgo y Morelos. En Palacio Nacional, con la cuchara metida en el proceso del frente opositor para definir a su candidata, el presidente proclamaba: “¡Beatriz, aguanta! ¡El pueblo se levanta!”.