Para muchos, la escena en la que el senador de Morena Gabriel García reventó un globo con la figura de un dinosaurio que hacía referencia a la senadora panista Xóchitl Gálvez, quien busca la candidatura opositora a la Presidencia de la República, fue un dato de color. “El pueblo de México va a ponchar esta botarga corrupta”, dijo desde la tribuna del Senado, mientras con una aguja tomada como si fuera un puñal el senador hacía un hoyo en la cabeza del dinosaurio, y luego, con otro movimiento similar reventaba, el cuerpo de la figura. Y remató el acto gritando: “muera la corrupción”. Sin embargo, nos explican que la acción de don Gabriel, otrora uno de los hombres más poderosos de Palacio Nacional y de mayor cercanía al presidente López Obrador, no tiene nada de colorida o simpática, y sí mucho de violenta y agresiva. ¿En realidad el mensaje que los morenistas quieren transmitir es que se debe ponchar o apuñalar a Xóchitl Gálvez? ¿Esa es la manera de vencer a los adversarios políticos? ¿No es delicado que, en una sociedad con tan altos niveles de violencia contra las mujeres, un senador de la República diga que a una adversaria hay que acabarla clavándole una aguja o un puñal? Si usted no vio el video obsérvelo y piense si es o no un acto de violencia.
El subsecretario Hugo López-Gatell no tiene tiempo, ni ganas, de acudir a la Cámara de Diputados, y en la última convocatoria que le hicieron los legisladores para que el pasado martes asistiera a una mesa de trabajo, ni siquiera les contestó. Sin embargo, nos señalan que para lo que sí tiene tiempo el funcionario federal es para asistir a asambleas populares con seguidores de Morena, como a la que irá mañana en Iztacalco a las 17:00 horas. Será que el ocupado don Hugo sí tiene tiempo para acudir con simpatizantes del partido oficial, o, será que en esa reunión no le pedirán cuentas por la gravedad de eliminar algunas Normas Oficiales Mexicanas para la atención de diversos cánceres y enfermedades, ni le hablarán de los pendientes por su fallida estrategia durante la pandemia. En esa asamblea lo que se espera es que haya abrazos y no reclamos, y que alguno que otro asistente, le solicite una selfie o un autógrafo.
Ante el vacío legal que amenaza con generar una crisis en el Congreso de la Unión por la coexistencia de las legislaturas saliente y entrante, que se empalmarían en agosto del próximo año, ya hay algunos legisladores que están mostrando el cobre. Mientras senadores como Germán Martínez, del Grupo Plural, propone que las actuales bancadas terminen su mandato el 31 de julio, como lo establece la reforma de 2014, y la nueva legislatura recién electa entre con toda la fuerza, hay quienes en Morena piensan irse hasta el 31 de agosto, con el argumento de que fueron electos por seis años. Nos comentan en las bancadas oficialistas que sí hay una preocupación por sus sueldos, y es que muchos no piensan renunciar, así como así, a sus ingresos de todo un mes, por lo que se ve complicado un acuerdo, si lo que se busca es defender supuestos “derechos ganados” por los senadores que concluyen legislatura. Por el bien de todos, primero el cheque.
Nos cuentan que pasan los días y en la Guardia Nacional no se sabe que se esté conformando un equipo de transición para la entrega-recepción de vehículos, armamentos, instalaciones y capital humano para cumplir con lo ordenado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación de que ésta sea una institución dirigida únicamente por civiles. A menos, nos dicen, que se pretenda disfrazar la presencia de militares con la eliminación de sus grados en la comunicación interna, aunque en los hechos los mantengan, y los mandos sigan reportando a las Fuerzas Armadas.