La crisis que ha azotado a la banca estadounidense desde el pasado mes de marzo ha dejado varias víctimas y una poderosa advertencia. Un banco puede pasar de estar operando con normalidad a ser el protagonista de planes de intervención por parte de las autoridades en cuestión de días, fuga de depósitos mediante. Este fue el caso de Silicon Valley Bank. Con un modelo de negocio muy concentrado en empresas tecnológicas, el 96% de los depósitos del banco estaban por encima de los 250.000 dólares por cuenta que el fondo de garantía de depósitos estadounidense (FDIC) cubría en teoría. En aquel momento de miedo, era difícil adivinar que las autoridades estadounidenses protegerían completamente a los depositantes, independientemente de la cantidad de dinero que tuvieran en la cuenta, con el fin de evitar un potencial contagio de desconocidos efectos en la economía. La incertidumbre que rodeaba a Silicon Valley Bank era la pólvora. Ahora, un estudio elaborado por varias universidades ha detectado que las redes sociales fueron la chispa.
Así, investigadores académicos de Estados Unidos, Francia y España, concluyen que la comunicación a través de Twitter actuó como motor del pánico financiero que condujo a la quiebra de la entidad bancaria. Los autores analizan la evolución de la serie temporal de tuits, en la que las conversaciones de los inversores se extienden a los depositantes y al público general, así como la relación entre las conversaciones en Twitter y las pérdidas de valor de las acciones de los bancos. El día 10 de marzo, Silicon Valley Bank fue intervenido. El día anterior, 9 de marzo, cerca de 42.000 millones de dólares (casi una cuarta parte de todos los depósitos de la entidad) fueron retirados en pocas horas a través de la banca digital, y otros 100.000 millones estuvieron a punto de huir justo antes del colapso.
El estudio ha sido realizado por J. Anthony Cookson (Universidad de Colorado en Boulder), Corbin Fox (Universidad James Madison), Javier Gil-Bazo (UPF, BSE y UPF-BSM), Juan F. Imbet (Universidad Paris-Dauphine) y Christoph Schiller (Universidad Estatal de Arizona). Según detalla la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, institución en la que trabaja Javier Gil-Bazo como profesor del Departamento de Economía y Empresa, para demostrar esta relación, los expertos recopilaron todos los tuits (cerca de 5,4 millones) desde el 1 de enero de 2020 hasta el 13 de marzo de 2023 que mencionaban acciones de las entidades bancarias de EE UU que cotizan en Bolsa. Analizaron el contenido, la dinámica y la transmisión de las ideas de la estampida, así como su impacto sobre las pérdidas de valor de las acciones de los bancos.
Tras observar tres variables fundamentales, porcentaje de depósitos que no estarían asegurados por FDIC, desplome de las acciones en el mercado e intensidad y tono de la conversación en redes sociales, los autores averiguaron que “los bancos que más conversaciones protagonizaban tenían de media pérdidas un 6% mayores en Bolsa durante el momento de pánico. Usando un diccionario de palabras relacionadas con una fuga de depósitos, (por ejemplo, tuits que mencionan “sacar dinero”), descubrimos que la mayoría de las caídas que se registraban antes de la apertura del mercado estuvieron protagonizadas por los bancos que más acaparaban el debate sobre fugas de depósitos. De hecho, entre el 8 y el 13 de marzo, los usuarios postearon 6.528 tuits sobre fugas de depósitos del Silicon Valley Bank, una cifra cinco veces mayor al del siguiente banco más mentado, First Republic Bank”, explican en el paper, aludiendo a otra entidad que terminó siendo intervenida a inicios de mayo.
Influencia en la realidad
Entre las conclusiones más interesantes del estudio está la de que Twitter no solamente refleja la realidad, sino que, en cierta manera, la modifica. “Profundizando en nuestro estudio, empleando la alta frecuencia que tienen las conversaciones de Twitter, hemos encontrado evidencias de que una alta exposición en redes sociales de los bancos, más allá de reflejar la realidad de la situación en ese momento, puede derivar en propiciar futuras fugas de depósitos”, comienzan explicando.
Para llegar a esta idea, los autores diferencian conversaciones en Twitter producidas entre inversores, posibles depositantes y público general. Para identificar a los depositantes, en el caso de Silicon Valley Bank, dada su relación con el sector tecnológico, los investigadores añadieron un filtro en cada perfil involucrado en busca de palabras como “fundador” o “CEO”, los perfiles que tenían poder de decisión sobre que hacer con el dinero depositado en el banco.
“Los datos de Twitter nos permitieron separar y monitorizar las conversaciones durante lo peor del pánico bancario sobre SIVB (el ticker, nombre técnico por el que en el mundo de la inversión se referían específicamente a Sillicon Valley Bank Group) y SVB (nombre que usaba el grueso de la población). El uso de SIVB distingue de forma fiable entre los tuits de los inversores de los de la conversación general. La separación es reveladora. Los inversores comenzaron a tuitear refiriéndose al ticker SIVB. Posteriormente, esas conversaciones fueron seguidas de muchos más tuits generales sobre el banco. Este patrón es consistente con los depositantes tuiteando sobre retirar los depósitos. Este caso de estudio sugiere que las conversaciones de los inversores derivaron en las que mantuvieron los depositantes, que a su vez, espolearon la estampida en Silicon Valley Bank”, detallan.
“Nuestro test empírico muestra que los bancos que ya estaban desde tiempo atrás en el debate de las redes sociales tuvieron un rendimiento mucho peor durante la estampida del Silicon Valley Bank, algo que se retroalimenta si experimentaron grandes caídas en Bolsa o cuentan con un alto porcentaje de depósitos fuera de la cobertura de la FDIC. Al analizar la frecuencia horaria de los tuits, encontramos que las principales caídas se producen justo después de periodos de intensas conversaciones en Twitter, pero este efecto solo emerge una vez que ha comenzado el miedo bancario alrededor de Silicon Valley Bank”, escriben.
Según los autores, las conclusiones extraídas del estudio sobre el caso de Silicon Valley Bank, son en cierto modo extrapolables. “Las conversaciones en Twitter no solo perjudicaron a SVB, sino también a otras entidades financieras. Incluso eliminando SVB de la muestra los resultados indican que existe una fuerte asociación entre conversaciones en Twitter y pérdidas bancarias”, apuntan.
En el pasado, coincidiendo con la lectura de este estudio académico, la propia FDIC admitió la influencia que las redes sociales han tenido en los episodios de miedo bancario en Estados Unidos. “La velocidad con la que se difunde la información y la rapidez con la que los depositantes pueden retirar fondos en respuesta a la misma pueden contribuir a que las retiradas masivas de fondos sean más rápidas y mayores”, detallaron en un documento en el que sugerían formas de adaptar la cobertura de depósitos a la nueva realidad.