El Cártel de Juárez fue uno de los grupos criminales que dominaba el tráfico de drogas en el país a principios de la década de 1990 debido a la forma como Amado Carrillo Fuentes transportaba las cargas de cocaína por medio de aviones por lo que se ganó el apodo de “El señor de los cielos”. Con la emancipación de “El Chapo” Guzmán de la Federación tras el arresto de su fundador Miguel Ángel Félix Gallardo, el Cártel de Sinaloa se convirtió en el principal rival del líder de Juárez.

“El señor de los cielos” trataba de mantenerse un paso adelante de sus competidores sobre todo en la guerra declara entre bandas del crimen organizado por ser el cártel dominante que controlara el negocio para apoderarse de las rutas fronterizas y dotar a los consumidores de su principal mercado que es Estados Unidos, ante ello, Carrillo Fuentes decidió hacer un movimiento especial para terminar con la competencia.

Así surgió el grupo conocido como “La Línea”, el cual fue identificado como uno de los brazos armados del Cártel de Juárez, que de acuerdo con uno de sus exintegrantes, Rogelio Amaya, luego de rendir su testimonio tras ser arrestado por la Secretaría de Seguridad Pública, la escisión se caracterizaba por reclutar a mujeres jóvenes y bonitas.

“Bonitas y adolescentes de buen ver”

El objetivo de la estrategia de La Línea, era convertir a las adolescentes en su mayoría, en sicarias para que actuaran como infiltradas entre los integrantes de los grupos rivales para esa manera ejecutarlos una vez que ganaran su confianza, indicó el criminal a las autoridades federales. En promedio entre 20 y 30 mujeres de 18 a 30 años eran entrenadas para matar en cada reclutamiento, señaló.

Lo anterior sería confirmado cuando capturaron a un hombre y una mujer identificados como Víctor Antonio B. P. y Sayhra Ivonne G. A., quienes aseguraron trabajar para la célula del Cártel de Juárez, La Línea. Según con la declaración anterior de Amaya, estas dos personas eran parte de “los comandos” de La Línea, quienes eran encargados de pelear directamente contra los del Cártel de Sinaloa en su intento por quedarse con la plaza de Juárez en Chihuahua.

Dentro del grupo especial de La Línea, Sayhra fue entrenada, una vez culminado su proceso de formación, siempre estaba acompañado por el “principal” sicario hombre para ejecutar las órdenes de los mandos del cártel. Dicha escisión de Juárez se caracterizó por tener en sus filas a ex policías municipales y algunos otros estatales, entre ellos algunos que habían tenido un cargo de mando en la policía.

Por lo anterior, los de La Línea tomaron ese nombre ya que los ex integrantes policiacos ponían el orden al establecer una especie de “línea” u orden para que todos estuvieran bajo su control desde 2014 cuando comenzó operaciones bajo su esquema de reclutar jóvenes “bonitas y adolescentes de buen ver”, como lo expuso Amaya. Varios de los socios de Joaquín Guzmán Loera murieron con el fuego de Sayhra.

El trabajo de Sayhra era llegar en automóviles de lujo con sus compañeros al lugar donde cometerían los asesinatos en contra de los sicarios rivales. Sayhra se caracterizaba por tener el cabello obscuro y siempre maquillada, con un cuerpo esbelto con lo que cumplía con el estereotipo de mujer que buscaba La Línea.

La belleza de Sayhra era la perdición de sus víctimas al quedar enganchados ante ella hasta que fue capturada en junio de 2007. Las investigaciones de las autoridades revelaron que enfrentaba directamente al “Chapo” Guzmán y a su gente. En el momento de su captura dentro de su carro de lujo, tenía 100 envoltorios de droga y de cristal. La mujer fue investigada por estar vinculada a varios asesinatos cometidos no solo en Chihuahua, también Texas, Estados Unidos.