El Kremlin ha asegurado este miércoles que ha sido blanco de un ataque por primera vez en la guerra desatada contra Ucrania. Al menos dos drones trataron de golpear el edificio gubernamental, siempre según el servicio de prensa de Vladímir Putin, que considera la acción “un intento de asesinato” contra el presidente ruso. Según esa misma fuente, ambos dispositivos fueron derribados por las defensas antiaéreas del complejo residencial. Los restos, siempre de acuerdo con esa versión, cayeron dentro del complejo “sin provocar víctimas ni daños materiales”, pero sí un fuego sobre una de las cúpulas del complejo presidencial.
“La parte rusa se reserva el derecho a tomar medidas de represalia donde y cuando considere oportuno”, ha amenazado Moscú a Kiev. “El Kremlin considera estas acciones un plan terrorista y un intento de asesinato del presidente en vísperas del Día de la Victoria y del desfile del 9 de mayo”, ha subrayado la presidencia rusa en un comunicado. Ucrania, por su parte, ha rechazado la autoría y teme “un ataque a gran escala” con este incidente como excusa.
Putin no se encontraba en la residencia oficial moscovita en el momento de los hechos. La morada habitual del mandatario ruso se encuentra a las afueras de Moscú, en el palacio de Novo-Ogariovo, donde se reunió este miércoles con el gobernador de Nizhni Nóvgorod, y el martes había celebrado varios encuentros en San Petersburgo. “Su horario de trabajo no ha cambiado, continúa como de costumbre”, agrega la nota del Kremlin. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, asegura que el ataque no alterará ni la celebración del desfile por el Día de la Victoria ni la presencia de Putin en el acto.
Ucrania, que niega ser la responsable de esos hechos, asegura que podría ser un ataque de falsa bandera para justificar una escalada rusa. “Rusia está preparando un ataque terrorista a gran escala. Primero detiene a un gran grupo subversivo en Crimea y después muestra drones sobre el Kremlin”, ha advertido el asesor de la presidencia ucrania, Mijailo Podoliak, horas después de que su país sufriera una tercera oleada de misiles en seis días.
Zelenski: “No atacamos Moscú. Peleamos en nuestro territorio”
Por su parte, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, quien se encuentra en Finlandia, ha negado un ataque al Kremlin o contra el líder ruso. “Nosotros no atacamos a Putin o Moscú. Nosotros peleamos en nuestro territorio. Eso se lo dejamos al Tribunal [Internacional]”, dijo en Helsinki. Preguntado por qué cree que el Gobierno ruso culpa a Kiev, el mandatario ucranio replicó que “Putin necesita motivar a su gente”..
Horas antes de la revelación del supuesto ataque ucranio contra el Kremlin, el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) comunicó que había detenido a un presunto comando formado por ucranios y rusos cuyo objetivo era acabar con el gobernador impuesto por Moscú en Crimea, Serguéi Aksiónov. Las autoridades difundieron además un vídeo en el que uno de los supuestos integrantes del grupo confesaba que el ataque había sido orquestado por el jefe adjunto de la oficina del presidente de Ucrania, Román Mashovets.
“Ucrania libra una guerra exclusivamente defensiva y no ataca objetivos en el territorio de la Federación de Rusia. ¿Para qué? Esto no resuelve ningún problema militar, pero da motivos a Rusia para justificar sus ataques contra civiles”, ha subrayado Podoliak, que ha agregado que la aparición de drones y otros sabotajes “solo puede apuntar a unas actividades de guerrilla de fuerzas de resistencia locales”. “Los drones se pueden comprar en cualquier tienda militar… Y la pérdida de control sobre el país por parte del clan de Putin es evidente”, ha apuntalado el asesor de Zelenski.
No se ha podido confirmar la autenticidad de los numerosos vídeos del suceso publicados tras el anuncio del Kremlin y que han sido difundidos por el mismo Gobierno ruso. El incidente ocurrió, según presidencia, durante la noche del martes al miércoles, y Moscú anunció el supuesto ataque pasadas las dos de la tarde, hora local (las 13.00 en la España peninsular). En las imágenes se puede observar la destrucción de los aparatos y la caída de sus restos sobre el tejado del Gran Palacio del Kremlin, lo que plantea a su vez dudas sobre la defensa antiaérea rusa.
En diciembre tuvieron éxito dos ataques con drones contra varias bases aéreas rusas, alguna a más de 600 kilómetros de la frontera ucrania. Las autoridades rusas han advertido en varias ocasiones de que atacaría “los centros de toma de decisiones” ucranios si eran alcanzados con las armas de largo alcance facilitadas por Occidente, pero las incursiones realizadas contra aquellos aeródromos fueron realizadas con artefactos soviéticos.
Horas antes del anuncio del Kremlin, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, había prohibido el empleo de drones en la capital, salvo que exista un permiso expreso de las autoridades. “Podrían complicar el trabajo de los organismos encargados de hacer cumplir la ley”, había justificado el alto cargo, que advirtió además de que su uso acarreará consecuencias penales.
El temor a un ataque se ha avivado en la capital en los últimos meses con la aparición de varios supuestos drones ucranios en la región. El último caso ha sido el hallazgo de un UJ–22 con medio kilo de explosivos en un descampado de Noguinsk, a 55 kilómetros de Moscú, el pasado 24 de abril.
Algunos altos cargos han reclamado ya una respuesta militar. “Un acto terrorista contra el presidente es un ataque terrorista contra Rusia […] No puede haber negociaciones con el régimen de Zelenski; exigiremos el uso de armas capaces de detener y destruir al régimen terrorista de Kiev”, ha manifestado el presidente de la Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento, Viacheslav Volodin. Tanto este alto cargo como varios diputados del partido de Putin y las formaciones satélite pidieron denominar al Gobierno ucranio terrorista. Según el líder de Rusia Justa, Serguéi Mirónov, el incidente es “un verdadero casus belli, un pretexto para la guerra”, contra Ucrania después de un año y más de dos meses de conflicto.
La oposición, sin embargo, teme una escalada. Leonid Volkov, colaborador del disidente Alexéi Navalni, ha advertido de que este supuesto ataque puede tener dos consecuencias. La primera, “hacer posible una [nueva] ronda de movilización” de la población tras el reclutamiento forzoso de más de 300.000 personas en otoño pasado; pero también utilizar este episodio “para responder a la contraofensiva ucrania con una escalada seria”. Volkov no descarta, entre otras futuras acciones del Kremlin, “un ataque masivo sobre Kiev”.