A pesar que la senadora Claudia Balderas se reincorporó como senadora en activo el 29 de abril, su suplente, Tanya Carola Viveros Cházaro, se mantuvo como senadora en activo y entre las 00:00 horas y las 3:00 horas del 29 de abril votó 13 reformas; es decir, durante tres horas el Senado tuvo 129 senadores en activo.
Aunque el senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, aseguró que las licencias y reincorporaciones de los senadores titulares pueden hacerse por hora, luego de conocerse que Claudia Balderas notificó su reincorporación al Senado a las 17:005 horas del 29 de abril, el artículo 14 del Reglamento del Senado establece que las licencias y las reincorporaciones son por fecha; es decir, por día, no por hora.
Aprobada la licencia, el presidente de la Mesa llama al suplente para que asuma el ejercicio del cargo del senador. Una vez que rinde la protesta constitucional, entra en funciones hasta en tanto el propietario se encuentra en posibilidad de reasumir el cargo.
Para la reincorporación al ejercicio de las actividades legislativas, el senador con licencia lo informa por escrito al presidente de la Mesa, quien toma la nota correspondiente, notifica al suplente para que cese en el ejercicio del cargo en la fecha que se indique y lo hace del conocimiento del pleno, para los efectos legales conducentes”, dice el artículo 14 del Reglamento del Senado.
RELOJ PARLAMENTARIO
La reincorporación de Balderas es una de las irregularidades que la oposición toma en consideración para la presentación de la acción de inconstitucionalidad en contra de la llamada noche negra del Senado, en que se aprobaron 20 reformas, dos de ellas constitucionales y tan sólo entre las 00:00 horas y las 3:00 horas, el Senado aprobó 13 decretos, entre ellos la desaparición del Insabi, Financiera Rural y del Conacyt.
Información proporcionada por senadores de Morena establece que el argumento es que la sesión del 28 de abril terminó hasta la madrugada, pero era la sesión del 28; es decir, no cuentan las tres horas de la madrugada del 29, como es el criterio del llamado “reloj parlamentario”.
Sin embargo, el “reloj parlamentario” no existe en la Constitución, ni en la Ley Orgánica del Congreso General ni en el Reglamento del Senado. Es parte de un uso y costumbre que sólo aplica en el mundo interno del Poder Legislativo, pero que en diversos casos de amparos frente al paquete de Egresos de la Federación ha demostrado que no sirve para impedir que ciudadanos se amparen contra decisiones del Legislativo tomadas fuera de tiempo.
De acuerdo con el análisis de los grupos parlamentarios de oposición en el Senado, durante el frenesí legislativo de Morena se violentaron diversas normas del Senado.
Otra de las violaciones evidentes es la forma en que se emitió el voto de cada senador. El artículo 98, numeral tres, primer párrafo del Reglamento del Senado ordena, que, cuando no se tiene el tablero de votaciones, el pleno debe seguir un orden de votación, que no fue respetado la noche del viernes y madrugada del sábado.
Cada senador, comenzando por el ubicado del lado derecho del Presidente en el salón de sesiones, se pone de pie y después de decir en voz alta su nombre y apellidos, expresa el sentido de su voto. Un Secretario registra los votos a favor y otro los votos en contra y las abstenciones. Acto seguido el Secretario pregunta si falta alguien de emitir su voto y, en su caso, lo registra; y al término de lo anterior, votan los integrantes de la Mesa; el Presidente lo hace al final”, dice el reglamento.
Sin embargo, Morena y sus aliados legislativos tomaron la votación por lista. La secretaria Verónica Camino Farjat los nombraba y cada uno expresaba el sentido de su voto, aunque no en todos los casos se escuchaba. Ella repetía el sentido del voto; es decir, el método utilizado no fue el que establece el reglamento, al grado que Alejandro Armenta, presidente del Senado, siempre fue el segundo en votar, después de Cristóbal Arias, y no el último, como le ordena el Reglamento.
NINGÚN DECRETO PASÓ POR EL PLENO
Otra violación de las más evidentes es que ninguno de los 20 decretos aprobados fue presentado ante el pleno, a pesar que lo ordenan los artículo 196 y 76, numeral uno, párrafo segundo del Reglamento.
“Previo al inicio del debate sobre un dictamen, las comisiones involucradas pueden designar a uno de sus integrantes para presentarlo al Pleno, en el tiempo disponible a que se refiere el párrafo 1 del artículo 76 de este Reglamento. Dicha presentación no surte efectos de primera ni segunda lecturas”, dice el artículo 196 del reglamento.
Y el 76, numeral uno, párrafo segundo, dice que el uso de la palabra es para la “presentación de dictámenes a nombre de las comisiones, hasta por diez minutos, excepto cuando se trata de reformas constitucionales, en cuyo caso se cuenta hasta con quince minutos, en una o varias intervenciones”, y durante la votación de los 20 dictámenes, ninguno de los presidentes de comisiones de los dictámenes involucrados, ni ninguno de los integrantes de las comisiones presentó los dictámenes.
El proceso de aprobación de la nueva ley de ciencia es uno de los que más irregularidades tiene, porque si bien los secretarios de la Comisión pueden convocar a una reunión extraordinaria, en la convocatoria de la reunión que supuestamente se realizó a las 02:30 horas del sábado, aparece la firma de la verdeecologista Alejandra Lagunas, como secretaria; sin embargo, ella no estuvo en ningún momento en la sesión del pleno.
DUDAS EN LA FIRMA
Además, la forma de su firma no es igual a la que se puede observar en el documento que ha firmado como secretaria de la Mesa Directiva.
El artículo 130 del Reglamento, párrafo 1, numeral tercero, dice que la reunión extraordinaria deberá convocarse a criterios del presidente de la Comisión, que es el priista Jorge Carlos Ramírez Marín y que no estaba en el recinto legislativo; si él no la convoca, entonces la pueden pedir las dos terceras partes de los integrantes de la Comisión.
Hasta las 22:25 del viernes 28 de abril, la Comisión de Ciencia y Tecnología tenía 10 integrantes, pero no estaban Claudia Balderas, que se encontraba en Bruselas, y tampoco estaban José Alfredo Botello, del PAN; Mario Zamora, del PRI; Vrónica Delgadillo, de Movimiento Ciudadano y Gustavo Madero, del Grupo Plural; es decir, sólo tenía cinco integrantes presentes.
Morena decidió integrar a la Comisión a Marybel Villegas y a César Eduardo Cervantes, por lo que en teoría estaban siete integrantes, dado el número de firmas plasmadas, aunque no estaba físicamente Alejandra Lagunes.
Las siete firmas representan el 58.3% de los 12 integrantes de la Comisión; es decir, no se cumple el artículo 130 del Reglamento que ordena que la sesión extraordinaria debió convocarse por el 75% de los integrantes de la Comisión de Ciencia.
Además, no existe evidencia de que sesionó la Comisión de Ciencia; solamente están las firmas que avalaron una aprobación a un dictamen que no se conoció con antelación, como lo ordena el Reglamento y tampoco se presentó ante el pleno por el presidente de la Comisión o por alguno de sus integrantes.