Después de cuatro años, la Secretaría de Hacienda ha cerrado la cartera a Petróleos Mexicanos (Pemex). Al llegar a Palacio Nacional y con la soberanía energética como bandera, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, abrió la puerta para un abanico de estímulos a favor de las finanzas de la petrolera: capitalizaciones, exenciones fiscales y otras formas de apoyos para reflotar a la paraestatal. Más de 45.000 millones de dólares de 2019 a 2022. Sin embargo, en el último tramo de su mandato ha …
ocurrido un viraje y las inyecciones directas a la petrolera han terminado. En su más reciente reporte financiero, la petrolera indicó que durante el primer trimestre de este año no recibió aportaciones por parte del Gobierno y dejó sobre la mesa que al no estar obligado, el Ejecutivo “puede dejar de proporcionar ese apoyo en cualquier momento”. En este mismo sentido, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, descartó en una entrevista con Bloomberg una nueva capitalización a Pemex en 2023. Sin la ayuda de Hacienda, este año la petrolera más endeudada del mundo, con pasivos por 107.400 millones de dólares, debe encarar vencimientos de su deuda por 4.600 millones de dólares.
La última vez que Hacienda inyectó fondos a Pemex fue en febrero, de acuerdo con un reporte de la agencia internacional Redd Intelligence. La petrolera informó, a través de los reportes que tiene obligado entregar al regulador en Estados Unidos, que Hacienda transfirió 339 millones de dólares entre enero y febrero para ayudarle a cumplir con su pago del servicio de la deuda. El director general, Octavio Romero Oropeza, no informó a los bonistas de estas transferencias en su más reciente llamada con ellos a finales de febrero, a pesar de que ya habían ocurrido.
“Esperamos que Pemex tenga un faltante de efectivo negativo de 1.900 millones de dólares este año”, dice Roxana Muñoz, analista de riesgo crediticio de Pemex en Moody’s, “entonces, creo que la pregunta principal es, ¿cómo va a hacer Pemex si el Gobierno federal ya no genera transferencias?” Los intereses de la deuda de Pemex ya han incrementado significativamente en los últimos años debido a una reducción en su calificación crediticia (en categoría ‘basura’) y al incremento pospandemia de tasas a nivel global.
Muñoz identifica dos maneras en que Pemex pudiera hacer frente a su pago de la deuda: una es no pagar a sus proveedores (como ha venido haciendo ya) y usar ese dinero para pagar la deuda; la segunda es salir al mercado a emitir más deuda, más cara, que empeoraría la situación financiera de la empresa. Un impago sería mucho peor, y pudiera llevar a un recorte de la calificación de la deuda soberana. Muñoz, y sus colegas que califican la deuda soberana de México en mercados internacionales “creemos que un incumplimiento de Pemex podría impactar negativamente a México porque impactaría sus costos de acceso al mercado. Esto es porque, en realidad, se presupone un respaldo de la Federación a Pemex. En otras palabras, podría ser más costoso para México el no ayudar a Pemex”.
Muñoz advierte de un riesgo financiero nuevo para Pemex, de corto plazo, derivado de la actitud desdeñosa que tanto López Obrador como las empresas energéticas del Estado tienen hacia las energías limpias y/o renovables. Wall Street se ha puesto más en línea con los esfuerzos de los Gobiernos en países desarrollados para darle preferencia el financiamiento de proyectos con un perfil positivo en ESG (acrónimo en inglés para las políticas ambientales, sociales y de gobernanza). Esto quiere decir que ahora Pemex tiene que competir por estos fondos.
“Creemos que la falta de medidas concretas en términos ambientales, sociales y de gobernanza podría poner presión, porque los bancos están buscando fondear a empresas que tienen medidas y mecanismos implementados en esta transición a la descarbonización. Mientras Pemex no tenga una estrategia clara y la lleve a cabo, esto podría ser un riesgo”, asegura Muñoz,
El fondo Pacific Investment Management (Pimco), uno de los más grandes del mundo con 800.000 millones de dólares, dijo a la agencia Bloomberg que ya empieza a reducir su exposición a bonos de Pemex, en espera de que la Administración que venga después de la López Obrador no apoyará a la petrolera a la misma escala. “Esta administración fue quizás la más proPemex que probablemente se podría conseguir”, dijo al medio estadounidense Pramol Dhawan, jefe global de carteras de deuda de economías emergentes.
Fluvio Ruiz, exconsejero de Pemex y analista del sector petrolero, explica que buena parte de los apoyos que dio el Gobierno a la petrolera provenían de los excedentes petroleros provenientes de los precios del barril de crudo por encima de los 100 dólares. Ahora, la mezcla mexicana se cotiza apenas en 64 dólares por barril. “Esto daba el margen para que Hacienda apoyara financieramente a Petróleos mexicanos, este año estamos con menos producción y menor precio del crudo”, comenta.
El especialista no soslaya el panorama complicado para las finanzas de Pemex, por lo que avizora que la petrolera podrá hacer algún ajuste a la baja en sus proyectos de inversión y en el balance de esta política, advierte de que sin los apoyos directos de Hacienda la producción petrolera en México se hubiese caído. Para el exconsejero de Pemex es vital que las autoridades planten una reforma fiscal para aligerar el peso tributario de la paraestatal. “Pemex sigue siendo el mayor contribuyente del país”, zanja. De enero a marzo, la paraestatal pagó 71.805 millones de pesos en impuestos.
Por ahora, los apoyos del Gobierno federal se han limitado a un aplazamiento en el pago de impuestos. El Gobierno no solo ha reducido la tasa sobre los derechos de utilidad compartida —el gravamen más importante que paga la empresa— que ha bajado del 65% al 54%, también le ha dado la prerrogativa a la petrolera de aplazar su pago este año y ya están en conversaciones con las autoridades fiscales para ampliar el beneficio en 2024.
Para hacer frente a sus obligaciones de deuda, Pemex ya ha recurrido a diversas estrategias. A principios de este año, la paraestatal volvió a los mercados y colocó 2.000 millones de dólares en bonos a 10 años a una tasa de 10,37%. Sin embargo, Carlos Serrano, analista en jefe del BBVA en México, apunta que en estos momentos en el que las tasas de interés son altas, el emitir una deuda tan cara no es una de las mejores opciones. “Colocar esas tasas tan altas lo que va a hacer es seguir erosionando la situación final de la petrolera, creo que lo que sería mejor hasta el momento en que bajen las tasas es que sea el propio Gobierno quien emita e inyecte estos recursos en Pemex”, comenta.
El analista del BBVA en México advierte que a estas alturas la paraestatal requiere de una cirugía mayor. “Hay que hacer cambios sustanciales al modelo de negocio de Pemex para que pueda ser una empresa más rentable y requiera menos ayuda. Es necesario reanudar las relaciones con el sector privado y se debería de reducir la actividad en refinación, México pierde mucho dinero en refinación y sería más eficiente o importar las gasolinas o al adquirir como se hizo refinerías en Estados Unidos. E inclusive estudiar la forma de reducir sustancialmente la deuda de Pemex con canjes de deuda del Gobierno federal a cambio de cambios en el modelo de negocio”, sugiere.
Los expertos mencionan de que el ajustado margen financiero de la petrolera, además de verse reflejado en menos proyectos de inversión, también impactará en el pago a sus proveedores. De acuerdo con los datos oficiales de la petrolera, actualmente a los proveedores se les adeudan 88.890 millones de pesos, una cifra 36% superior a los 65.302 millones de pesos adeudados al cierre de 2022. Desde la trinchera de los expertos, el Gobierno fue muy optimista al esperar para este año una mayor producción petrolera, por encima de los 1,9 millones de barriles de crudo diario, así como anticipaban mejores precios de la mezcla.
La suerte de Pemex sigue sobre la mesa. En el balance, aunque los expertos coinciden en que eran necesarias estás inyecciones millonarias para hacer frente los vencimientos de deuda y así evitar un incumplimiento en el pago, también matizan que en este punto la solución de fondo a favor de la paraestatal requiere de un replanteamiento en el modelo de negocio de la petrolera.