Los líderes empresariales de Sonora advierten que la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, propuesta en la reforma federal, tendrá un impacto negativo en la productividad y afectará la salud económica de las empresas. Aunque inicialmente parece beneficiar a los trabajadores, esta medida reducirá la producción, lo que afectará los indicadores que inciden en la inflación y, en última instancia, perjudicará la calidad de vida de todos.
Silvia Álvarez Amaya, presidenta de Canacintra en Hermosillo, enfatiza la importancia de equilibrar eficazmente la vida personal y profesional de los trabajadores, pero advierte que la iniciativa de reducir la jornada laboral tendrá consecuencias negativas tanto para los empleados como para los empleadores.
“Esta medida disminuirá la producción per cápita, aumentará los costos y afectará los volúmenes de producción, lo que resultará en un aumento de la inflación y una carga financiera adicional para las familias”, explica Álvarez Amaya.
La líder empresarial insta a los legisladores a evaluar cuidadosamente las consecuencias de cualquier ajuste antes de implementarlo, considerando tanto la calidad de vida de la población como la salud económica de las empresas. Además, sugiere que en lugar de promover medidas que podrían tener efectos negativos en la economía, se debería priorizar la capacitación de los trabajadores para aumentar su productividad.
Según Álvarez Amaya, al mejorar las habilidades de los trabajadores, se puede impulsar la generación de productos, aumentar el volumen y la calidad de la producción, y lograr un aumento en los ingresos y la estabilidad económica tanto para los trabajadores como para las empresas. Destaca que la capacitación y el desarrollo de habilidades son herramientas fundamentales para el progreso económico y el bienestar social a largo plazo.
Jesús Gámez Ruiz, presidente de Index, agrega que la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales tendrá un impacto directo en los costos del personal y podría representar una reducción del 15 al 20% en la capacidad productiva de las empresas. Esto implicaría que las empresas tengan que contratar nuevo personal para cubrir esa capacidad, lo que afectaría la competitividad productiva del país.
Si bien se reconocen los beneficios de los descansos para los trabajadores, es importante analizar responsablemente el impacto de la reducción de la jornada laboral y buscar medidas que fomenten el empleo y el crecimiento económico sostenible. La implementación de políticas que impulsen la productividad debe ser una prioridad para garantizar un equilibrio entre las necesidades de los trabajadores y las demandas del mercado laboral.