Recientemente un ejecutivo de altos vuelos visitó Hermosillo en plan de negocios. Lo acompañaba su chofer, que suponemos también cumplía funciones de escolta. Ambos desconocían el tráfico capitalino y sus vialidades. Se dirigían a una reunión. De pronto el visitante tomó su teléfono para avisar que llegaría tarde porque a su auto se le había ponchado un neumático.
Obviamente el ejecutivo no circulaba por alguna colonia hermosillense olvidada de Dios y las autoridades, de esas con calles destrozadas. El percance ocurrió en una conocida calle de la capital, la Reforma. Había caído en unos de los famosos baches.
Esa triste imagen es la que vende Hermosillo, una ciudad con pasado pero sin futuro.
Y la están comprando los visitantes que vienen a hacer negocios, a inyectar con recursos la economía local.
El turismo ya siente lo que sufrimos los hermosillenses en materia de movilidad, por las calles intransitables.
Y eso, a querer y no, afecta en los bolsillos de la ciudadanía.
Sobre todo a los que se mueven en su automóvil.
Lo más recurrente: Arreglo o cambio de amortiguadores. Un amigo de la familia acaba de sacar su carro de un taller. Mi carrito tiene problemas con un amortiguador. Y esos ejemplos se pueden ver en un amplio sector de la población.
¿Y quién es el responsable?
¡Nosotros!
Por elegir como alcalde a políticos que solo buscan su interés personal y, como buen Tarzán, saltar de una liana a otra.
El problema no se le puede adjudicar al guaymense Toño Astiazarán, también ex alcalde porteño.
Son los recientes alcaldes y alcaldesas que se han empeñado en acabar con nuestra ciudad.
Dejaron caer el mantenimiento de las vialidades.
Y aquí están los resultados.
Lo que pasa en Hermosillo y sus gobernantes tiene un calificativo justo a la medida: Incapacidad gerencial.
Ya basta de aguantar a esa clase de políticos.
A la próxima hay que votar por un ciudadano comprometido con su municipio, con su ciudad, no por un partido político.
Es la lucha del poder por el poder lo que no está lastimando, que afecta nuestra calidad de vida.
En el caso del actual alcalde está levantando críticas por su política recaudatoria contra automovilistas. Levantando carros con grúas, aplicando multas y en el colmo de la desfachatez, inventando cobros en “estacionamientos virtuales”, que simplemente es privatizar los espacios libres en calles. Habría que analizar si esta medida es legal. O es un asunto de negocios y concesiones a amigos que fondearon la campaña. Como el negocio de las grúas.
Mi modesta teoría es que a Toño se le cerraron los espacios para convertirse en candidato a senador.
Por eso se está dedicando en cuerpo y alma a recaudar una lanita extra.
Hay mucha inconformidad, señor alcalde.
Y ni se le ocurra buscar la reelección, porque recibirá tremenda bofetada ciudadana.
La incapacidad gerencial cobra facturas.
Hay que tenerlo muy presente antes de embarcarse en otra aventura electoral.
Y si se anima, adelante. Muchos ciudadanos hermosillenses lo estaremos esperando.
Para cobrar la afrenta con nuestra única arma: El voto.