Muchos se preguntan ¿dónde está el fiscal Alejandro Gertz Manero?
¿Acaso cayó ante algunos de sus varios rivales a los que ha perjudicado y perseguido desde su alta posición?
No. Simplemente perdió una batalla ante el padre tiempo, que lo mandó a atenderse medicamente a un hospital de Baltimore, Estados Unidos.
Gertz lleva tres semanas recuperándose de una operación de alto riesgo en la columna.
No hay fecha de cuándo pueda retornar a su búnker de la Zona Rosa. Su estado lo dejó fuera de la captura de Ovidio Guzmán López y de la reunión bilateral de los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, en la que el tema de seguridad fue el más importante.
La salud le cobró factura al polémico personaje. Y no debe estar bien, porque en Palacio Nacional empiezan a evaluar un posible relevo.
Fue el karma dirían algunos pensadores.
Como se recuerda, Gertz estuvo en el centro de la polémica por la persecución contra su cuñada Laura Morán y su hija Alejandra Cuevas, en un episodio en el que antepuso intereses personales a su función de Fiscal General de la República.
También destaca su enfrentamiento contra el ex consejero jurídico de la Presidencia, Julio Sherer.
Y el asedio contra investigadores del Conacyt.
Todo hace suponer que un nuevo fiscal cerrará el sexenio de la cuarta transformación, que en materia de justicia deja mucho qué desear. Lo menos que se espera es que sea menos vengativo.