“Yo no soy ni vago, ni soy vicioso. Soy un hombre de bien”. Así se describía Arturo Durazo Moreno, mejor conocido como “El Negro” Durazo, ex jefe de la Dirección Federal de Seguridad de la hoy Ciudad de México, quien resulto ser uno de los políticos más corruptos y violentos en la historia de México.
Sobre su espalda versaron acusaciones de todo tipo, desde extorsión y corrupción, hasta las torturas que él mismo presumía a grandes políticos como Fidel Castro y la presunta relación que hubo con el padre de Luis Miguel. Todo esto a la par que mantenía una conocida complicidad con ex presidentes mexicanos de la talla de Luis Echeverría y José López Portillo.
En aquella icónica entrevista con el periodista Pérez Verduzco en 1982, “El Negro” Durazo aseguraba que su ostentosa mansión en Zihuatanejo, bautizada como “El Patenón”, era producto de su trabajo honesto. “Yo cuando dejé de trabajar en la federal de seguridad, y me fui a Chihuahua a trabajar con el general Guerrero”, aseguraba. “Yo entré a una compañía muy fuerte de trailers y ganado. Me liquidaron con dos caminones trailer Kingdom y de esos después hice yo 14 trailers Kingdom”, justificó.
Pese a sus constantes intensiones de presentarse como un “hombre de bien que mostraba lo que tiene”, un tiempo después, el Buró Policiaco de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) realizó un despliegue en el Aeropuerto Internacional Isla Verde de Puerto Rico para detenerlo por delitos como acopio de armas, fraude, evasión fiscal y contrabando, de acuerdo con la propia Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), el 29 de junio de 1984.
Los lujos del “Negro” Durazo: “El Partenon”
Aunque ya era de conocimiento público que el mexicano era propietario de lujosas mansiones, una vez detenido se le acusó de contar con 20 inmuebles de alto valor en México, Estados Unidos y Canadá, entre los que se encontraba “El Partenón” y el hotel “La Posada del Sol”, un lugar donde se torturaban personas y se hacían fiestas estrepitosas para círculos exclusivos de la sociedad.
“El Partenón” es un enorme inmueble en Zihuatanejo, Guerrero, donde Durazo Moreno se encargó de construir una mansión de cerca de 20,000 metros cuadrados. Life & Style detalló que el lugar cuenta con 42 columnas, una vía pedregosa y una “imponente reja” de 10 metros que acompaña una escultura vigilante.
Avanzando dentro de la casa se puede ver el estilo griego coptar cada rincón, desde la gran alberca a cielo abierto, hasta las enormes escalinatas que conducían a comedores de mármol, fuentes y vistas impresionantes del océano pacífico. Las habitaciones contaban con pinturas enormes y espejos en las paredes y techos que hoy en día parecen caerse a pedazos.
La acrópolis de Durazo lleva más de 35 años abandonada entre deterioro, estatuas y pinturas griegas que en conjunto se valúa en 700 millones de pesos. Pese a que el ex jefe policiaco solo estuvo ocho años en prisión, ya no pudo regresar a estos lujos, pues las autoridades del estado de Guerrero consiguieron hacerse con el inmueble.
En 2021, el ex gobernador Héctor Astudillo Flores, señaló que estaba dispuesto a convertir el lugar en un centro cultural que sirviera a estado para diversos eventos comunitarios. La familia del “Negro” Durazo pretendía recuperar la residencia, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio carpetazo a es conflicto en 2019 y actualmente funge como una atracción turística.
La tortura en “La Posada del Sol”
Entre los grandes palacios de Durazo se encuentra también uno de los hoteles más emblemáticos de Ciudad de México: “La Posada del Sol”. En su momento, el lugar denostaba una elegancia sin fronteras, pero hoy en día se ha convertido en un espacio abandonado, con plantas que salen desde dentro de los cuartos y torres inclinadas por el peso.
La avenida Niños Héroes 139 alberga ahora un espacio con escalofriantes anécdotas de tortura y violencia, al cual solo se puede ingresar sólo con permiso de la de la alcaldía. El lugar se construyó en la década de los 40 por el ingeniero Fernando Saldaña, quien no solo dio vida al ostentosos hotel lleno de árboles y vitrales, también dio vida al que sería un centro de reunión de intelectuales y famosos, pero que terminó por ser un espacio donde presuntamente Durazo torturaba jóvenes que protestaron durante el movimiento estudiantil de 1968 y hasta se ha dicho se hacían sacrificios y rituales.
El enorme lugar en ruinas cuenta con lujosas habitaciones, un enorme teatro, escaleras con barandales garigoleados, patios gigantes, ventanales, jardines, una cabeza olmeca y chimeneas de gran tamaño donde “El Negro” disfrutó de los frutos de sus actividades lícitas e ilícitas.
En un video, el youtuber Cody Buffinton ingresó a el hotel y mostró las enormes estructuras que han quedado en el olvido. Dentro del lugar también reveló la presencia de un altar a la Virgen de Guadalupe.
El lugar también fungió como sede del Instituto Nacional para el Desarrollo Comunitario y la Vivienda Rural (IDECO) durante los años 60. En aquel entonces surgió una de las leyendas que han permanecido en la memoria colectiva hasta la fecha, pues se dice que una pequeña niña perdió la vida en un incidente al interior del inmueble y que su espíritu ronda por los pasillos.
Aunque no hay registros del fenómeno paranormal, al interior del hotel se levantó un altar en su honor junto a otros que se encuentran dentro de una posada llena de símbolos y elementos masonería.
El hotel funcionó como tal durante menos de un año y contaba con 500 habitaciones que vieron pasar a sus inquilinos hasta que problemas económicos durante el sexenio de Miguel Alemán hicieron que cerrara.
