Desde que el árbitro Joseph Dickerson señaló como penalti esa polémica acción en la que supuestamente Vinicius Tobías lo tocó, Álvaro Fidalgo tomó la pelota. Era la oportunidad que esperaba desde hace tres años.
Es por eso que fue el único que permaneció inmutable cuando el silbante decidió repetirlo, ya que el meta Andriy Lunin se había adelantado claramente.
El exfutbolista de los Merengues tenía una afrenta personal y el destino se encargó de que la cobrara, porque su segunda ejecución también fue mala, aunque el balón ingresó a la portería del campeón de Europa (81’), para decretar una histórica igualada azulcrema (2-2).
Eso explicó el júbilo de la afición mexicana, en el Oracle Park, tras el silbatazo final. Sí, es amistoso, no tiene valor oficial, pero el equipo dirigido por Fernando Ortiz se las ingenió para plantar cara al rey del viejo continente, ese que utilizó a buena parte de sus titulares en la mitad inicial.
Estuvo Karim Benzema, quien mostró su gran clase con el tanto que marcó (22’), pero no fue suficiente para ganarle a unas Águilas que cerraron su gira con un buen resultado.
