La determinación de la administración de Joe Biden de invocar la solicitud de consultas en el marco del sistema de resolución de controversias del T-MEC dejó varios heridos en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador. Fundamentalmente, el golpe más duro lo recibió la titular de Economía, Tatiana Clouthier, junto al embajador en Washington DC, Esteban Moctezuma.
Estos dos funcionarios instalaron fuertemente la idea de que como Biden requiere a México para frenar el descontrol migratorio en la frontera sur, la representante Katherine Tai nunca iba a impulsar los paneles de consulta contra México.
De hecho, Clouthier festejaba casi como un logro acabado que el tema de las quejas contra México no iba a estar en la agenda del viaje presidencial a la Casa Blanca. El entusiasmo terminó de ser total cuando la semana pasada Tai se contagió de Covid, igual que Moctezuma, y de ese modo quedó fuera de las reuniones.
Según fuentes de la delegación que viajó a Washington, Clouthier llegó al extremo de aseverar al menos en dos ocasiones que no iba a haber una avanzada contra México porque el “foco” de los demócratas estaba puesto en la elección de medio termino. Tan desorientada quedó, que la secretaria de Economía todavía no puede emitir un mensaje consistente, a pesar de que el tema se conoce desde hace más de doce horas.
Hoy miércoles Clouthier estuvo en Palacio Nacional con López Obrador y el ánimo presidencial ya no era tan dicharachero como en la conferencia matutina, donde hasta se permitió musicalizar el momento de su réplica. Es entendible: Marcelo Ebrard le explicó al presidente las consecuencias más graves que puede tener para la economía nacional el proceso iniciado por Tai.
Un detalle importante: el canciller señaló que Clouthier ni siquiera entiende a fondo los fundamentos técnicos del mecanismo que se puso en marcha. Y es normal, porque Tatiana nunca tuvo conocimiento alguno para encabeza la Secretaría de Economía, un espacio que fue entregado a través de su figura a Alfonso Romo.
En el caso de Moctezuma, según deslizan en Cancillería, el error también fue grosero. Moctezuma está hace meses involucrado en los temas de nuevas cadenas de suministros y “nearshoring” y entendió que eso alcanzaba para preservar a México.
Grave error no haber advertido la ascendencia que tienen las empresas energéticas sobre los funcionarios que incursionan en este tema, como Jennifer Granholm, John Kerry, la propia Tai o la vicepresidente Kamala Harris.
El sector energético ligado a energías verdes está en el corazón del partido demócrata que ha correspondido cerrando pequeñas y medianas refinerías de Texas y suspendiendo sin mayores argumentos un gasoducto hacia Alaska.
