La vieja sentencia cobra hoy vigencia: El poder es como un explosivo: O se maneja con cuidado, o estalla.
Y ese poder le está estallando en pleno rostro al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los reveses se acumulan diariamente. Por todos lados los hombres y mujeres del poder aportan su carga al polvorín.
¿Cuándo estallará?
Quién sabe.
Pero no faltará el iluminado que prenda la mecha.
De esos hay muchos.
El caso más reciente, el del fiscal Gertz Manero, que contra su voluntad perdió el duelo que mantenía contra su familia política. Y todo hace suponer que vienen más descalabros. En el futuro del fiscal está la remoción del cargo, que estará a cargo del Senado. El que pone, quita. Claro, con la orden presidencial de por medio.
El fiscal y sus compañeros lo saben perfectamente: El poder excesivo dura poco.
El poder es temporal, como alguna vez Carlos Armando Biebrich se lo recordó a Luis Echeverría.
Mientras los viejos problemas se mezclan con los nuevos, para el actual régimen solo importa el manejo del poder.
El problema de la violencia persiste. En un palenque clandestino de Michoacán asesinaron a tiros a 20 personas. Es parte del menú diario, diría usted, caro lector. Sí, pero la tragedia se da cuando el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, solicita licencia para realizar tareas de promoción para la revocación de mandato, programada para el 10 de abril. La solicitud fue el pasado sábado.
Sí, el policía que ofrece datos en las mañaneras, en campaña.
¿Para qué rayos aceptan un puesto tan delicado?
Bueno, para confirmar la tesis del poder.
Mientras, en Oaxaca, Morena perdió seis de siete elecciones municipales extraordinarias.
Claro, no es una radiografía del país.
Pero la espalda se voltea en uno de los estados que más apoya el presidente.
Es parte del mensaje.
Una pequeña parte… hasta ahora.
Pero vendrán más escándalos, eso téngalo por seguro. Como el que adelanta el columnista Darío Celis: Estatizar la venta de gasolina.
Sí, la creación de un monopolio para la distribución de gasolinas de Pemex.
Primero con las flotillas de vehículos oficiales del gobierno federal. Después vendrían los gobiernos estatales y municipales de Morena a reforzar el monopolio. El alcance del negocio: Unos 5 mil 600 millones de pesos.
El problema es que algunos y algunas se oponen a estatizar las gasolinas. El juego de vencidas se pondrá interesante. Hace falta lana. Y hay que sacarla de donde se pueda.
El programa de abastecer de combustible a 70 mil vehículos oficiales, estaba programado para este mes de marzo. El diseño de la estrategia viene de la Secretaría de Hacienda. Señal de que necesitan dinero. Pero hay resistencias. Y es muy probable que aquí ocurra el siguiente escándalo.
Las casas de apuestas deberían ofrecer sus servicios al mundillo de la política.
Al menos sería divertido.
Y redituable.
Pero mejor recordemos unas sabias palabras de un pensador de esos llamados progresista.
“Mi abuelo era un hombre muy valiente. Sólo le tenía miedo a los idiotas. Le pregunté ¿por qué? Y me respondió: Porque son muchos… Y al ser mayoría eligen hasta el presidente”.
El autor: Facundo Cabral.