MIAMI, FL.- Rusia está perpetrando una masacre en Ucrania, con asesinato de niños, mujeres embarazadas en un hospital de maternidad, bombardea y mata en zonas residenciales, y está a un paso de provocar la tercera guerra mundial si utiliza armas químicas o biológicas.
Ante tamaña salvajada, el gobierno mexicano se ha puesto del lado del criminal.
Los parlamentarios de la coalición gobernante, y un invitado impresentable, gritan al mundo su simpatía por Putin.
El Presidente se molesta con el presidente de Estados Unidos por auxiliar al agredido.
Por si fuera poco, el gobierno convierte a México en la principal guarida de espías rusos del mundo.
A Estados Unidos le pide (además de dinero para el sur-sureste) nombres y reportes de actividades de los agentes de ese país asignados en México.
Los rusos pasan sin problema ni trámites.
La atrocidad de Putin en Ucrania no se da en un contexto de guerra fría, sino que es crimen puro y duro, con violación a las reglas elementales de la legalidad internacional y de los derechos humanos.
El partido gobernante en México, Morena, acompañado por el PT y la indecorosa participación del PRI, creó el miércoles en el Congreso un “Grupo de Amistad México-Rusia”, con la presencia del embajador de Putin, que se deshizo en elogios a nuestro gobierno.
Y el Presidente de la República, en su conferencia matutina, recriminó a Joe Biden por enviar ayuda a Ucrania.
Entonces uno se pregunta qué les hizo México para causarle tanto daño.
La imagen del país en el mundo ya estaba mal, pero la solidaridad del partido gobernante y sus comparsas PRI y PT con Putin, más la postura del Presidente contra la ayuda a Ucrania para defenderse y sobrevivir, rebasa toda lógica racional.
¿Por qué lo hace el presidente López Obrador?
Me lo respondió ayer una fuente informada y con acceso a centros de poder en Washington: “Es una expresión más de la frustración de un Presidente que aquí es visto como un populista impredecible, errático y caprichoso, que representa más una amenaza que un aliado para Estados Unidos”.
Hace dos meses el presidente López Obrador llamó a formar un bloque con Estados Unidos y Canadá para hacer frente a la expansión comercial china, pero Biden y Trudeau no le hicieron ni el más mínimo caso.
Con un presidente serio, esa propuesta del jefe de uno de los tres países del bloque comercial más grande del mundo habría tenido una respuesta, reuniones trilaterales, grupos de trabajo. No se publicó ni una línea en los principales periódicos y noticiarios de Estados Unidos y Canadá.
Nuestros dos socios comerciales ya midieron a López Obrador, que gobierna con base en ocurrencias y no le hacen ningún caso.
Pero la simpatía implícita con Rusia en la invasión a Ucrania, del Presidente y el partido gobernante en México, es otra cosa. Tiempo al tiempo. Es un agravio a nuestro principal socio y factor de estabilidad.
La mala imagen daña a México.
López Obrador fue ignorado por Estados Unidos en su demanda de dejar de financiar a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
También fue ignorado en su plan para sembrar arbolitos en América Central.
No hay respuesta al gobierno mexicano, que ha sido singularizado como un paria por su asedio a la prensa a estas alturas del siglo 21.
El repudio ocurre en Europa y Estados Unidos. Aquí, The Washington Post publicó una plana completa de apoyo al periodista Carlos Loret, acosado directamente por el Presidente de México y los instrumentos de coerción del Estado.
Eso le hace daño al país.
Su postura prorrusa empeora las cosas. Parece, en el gobierno y en su partido, Morena, que no calibran el impacto negativo que su ruidoso putinismo tiene en los pocos aliados que les quedan en el Congreso de Estados Unidos.
Esos congresistas podrían ayudarlo a empujar sus prioridades, pero nuestro gobierno se ha vuelto indefendible para ellos.
De manera gratuita, autodestructiva, el gobierno mexicano ha logrado que en el Capitolio crezca el número de legisladores que ven sus políticas como tóxicas.
Tóxica les parece su reforma energética, sus abrazos a los narcos y sus guiños a los autoritarios del sur.
Pero nada se compara con el reproche a Biden por ayudar a Ucrania, crear un grupo de amistad México-Rusia, y el sabotaje (así sea prácticamente simbólico) al boicot comercial contra el gobierno de un canalla que ha sido declarado criminal de guerra.
Además, han hecho del país una caverna de espías rusos, según reclamo del Comando Norte.
Qué manera de dañar a México.