La descomposición del Estado mexicano es simplemente reflejo de nuestra decadente sociedad. Y la violencia tolerada avanza, ahora hasta en el deporte nacional, el futbol, mientras los hombres que procuran e imparten justicia se muestran como títeres y titiriteros, a la vez que los muertos se acumulan sin que aparezcan cuerpos. De plano, urge una gran purga en todos los niveles. El poder está corrompido, enfermo. Es necesario extirpar todo de raíz.
¿Quién es la mente maestra que mueve los hilos de títeres y titiriteros?
Quién sabe.
Podría ser una o varias.
Pero eso sí, hay muchos operadores y dotados de alta tecnología a los que resulta fácil espiar y mostrar a un fiscal que comete varios delitos y a los ministros de la Corte los exhibe como cómplices. La lógica indica que hay otras grabaciones que se difundirán conforme se acerque la fecha de la jornada por la revocación de mandato.
El enemigo de AMLO está en su propio gobierno.
No se puede concebir de otra manera.
Quizá en el gabinete de seguridad.
Quizá en un gobierno extranjero.
Quizá…
Puede estar en muchos lados.
San Martín de Porres y su don de la bilocación (de aparecerse al mismo tiempo en dos lugares distintos) se queda corto.
Aquí se trata de un verdadero pulpo, cuyos tentáculos todo inmovilizan y controlan a su antojo.
El escándalo de la casa gris pegó en el mero corazón del presidente López Obrador, que ya antes había sufrido arritmias políticas por videos de familiares recibiendo dinero para actividades supuestamente electorales, sumados a los actos de corrupción documentados. Todo esto debilitó al actual régimen.
Pero ahora buscan destruir todo.
Vemos a un presidente sin control al que el poder le explotó en pleno rostro.
Y lo más triste es que no procede en consecuencia.
Sigue con su estrategia de responsabilizar al pasado de todo lo malo que ocurre en el presente, en su gobierno. En la tragedia del partido entre Atlas y Querétaro declaró: Son “resabios de los gobiernos neoliberales”, por lo que consideró que “se debe de continuar moralizando y atendiendo las causas que originaron la violencia”. Vaya, vaya, vaya.
Como en el fusilamiento de la población michoacana de San José de Gracia, donde no aparecieron los cuerpos de personas asesinadas a balazos en un funeral, en el futbol sucede lo mismo: Muchos testigos dicen que vieron personas muertas. Pero sus cuerpos no aparecen.
La similitud llama la atención.
En el caso de los caídos en el funeral los autores de la masacre desaparecieron los cuerpos. En el partido de futbol buscaron muertos entre los integrantes de las porras, pero no entre las personas que generaron violencia, a los que ubican como probables miembros del crimen organizado.
Por la masacre en San José de Gracia no hay detenidos.
Como tampoco hay por la violencia en el futbol queretano.
En ambos casos hay videos y fotografías de los responsables.
Y curiosamente ningún detenido.
Hay un peligroso relajamiento de las autoridades.
Nadie pone orden.
Si el gobierno no puede o no quiere, alguien más debe hacerse cargo de pacificar al país.
La purga sería el inicio.
Después una revolución pacífica, sin armas.
A ver si pronto sale un salvador de la patria.