Es temprano, pero en Morena se preparan ya para ganar la herencia política de Andrés Manuel López Obrador. El partido más importante del país parece un volcán a punto de estallar.
El sábado 5 de febrero, mientras se celebraba el aniversario 105 de la Constitución mexicana, más de 3 mil militantes asistieron a la Primera Convención Morenista organizada en el Monumento a la Revolución.
El académico John Ackerman, convocante central, advirtió que ese partido necesita limpiarse. De su lado, el ex consejero electoral Jaime Cárdenas afirmó que era momento de resistir frente “al aparato de un partido que no ha sabido estar a la altura de la cuarta transformación.”
El escritor Paco Ignacio Taibo II elevó aún más la temperatura: “aquí está la reunión de los agraviados (…) porque no se les consideró en un proceso electoral, porque no se les convocó a una reunión, porque no se les toma en cuenta. ¡Dejemos de ser agraviados, chinga, vamos reconstruyendo el partido!”
Entre discurso y discurso la consigna coreada por los asistentes refirió a Mario Delgado, presidente nacional de Morena, como un traidor.
El documento de convocatoria a esta convención argumenta que la popularidad de Morena contrasta con su profunda debilidad institucional. En concreto, acusa que los documentos básicos del partido estén siendo violados de manera sistemática e impune por la cúpula del partido, que los cuerpos colegiados sesionen a puerta cerrada y que no exista un padrón confiable de afiliados.
También subraya ese texto que el proceso de selección de candidaturas sea opaco y discrecional y que la militancia permanezca excluida de las decisiones principales del partido.
Entre las personas asistentes a esta convención destacaron, además de quienes han sido mencionadas, el historiador Pedro Salmerón, la senadora Jesusa Rodríguez, la ex secretaria Irma Eréndira Sandoval, el abogado Bernardo Bátiz y el escritor Enrique Semo.
No es coincidencia que sean personajes próximos al proyecto de Claudia Sheinbaum y ciertamente al morenismo más ideológico.
Zoom: Es temprano para repartir herencias, pero ya comenzó un pleito inevitable y largamente anunciado, cuyo pronóstico no augura tiempos de paz para nadie, dentro ni fuera de la casa.
@ricardomraphael