Alejandro Gertz Manero se encuentra en un momento de hiperactividad. El fiscal general quiere lograr una serie de detenciones de estilo espectacular para levantar su perfil público y blindarse ante posibles embestidas de sus rivales.

Gertz cree que ese golpe se está organizando desde la Corte Suprema, donde Arturo Zaldívar ha promovido que el tribunal atraiga dos asuntos que le competen directamente: la trama de la UDLAP y el caso que el fiscal general protagoniza con su familia política. Resoluciones adversas en esos expedientes pueden afectar la imagen y la legitimidad de Gertz y por eso la necesidad de resultados de modo inminente.

En ese sentido corren, por ejemplo, las detenciones anunciadas en el marco del caso “Rápido y furioso”, expediente que puso en jaque a la administración de Barack Obama en EU y que tiene que ver con el tráfico de armas hacia México.

Bajo la misma lógica se generó un acercamiento entre Gertz y el abogado Javier Coello Trejo, célebre por defender a priistas con problemas de corrupción. Trabajaron juntos y tienen una amistad de décadas y por eso Gertz le pidió a Coello, según fuentes judiciales, que le colabore con la investigación sobre el abogado Juan Antonio Araujo, profesional con múltiples nexos en la 4T. Coello se negó y el rumor que circula desde el fin de semana es que Araujo carga con una orden de aprehensión en su contra.

Desde la Fiscalía General se ofreció a Coello algún tipo de consideración en algunos de los expedientes que el abogado maneja.

El brazo derecho de Gertz en este tipo de movimientos es Juan Ramos, quien supiera ser su abogado y actualmente es el subprocurador más determinante en la Fiscalía. Es quien lleva adelante la investigación interna al personal del organismo y también funciona como nexo del fiscal con jugadores de la arena política.