Pablo Acosta, el “Zorro de Ojinaga”, el mentor de “El Señor de los Cielos” no siempre estuvo a la orden de las armas, también lo estuvo para atender a su corazón que fue ganado por una bella chica estadounidense llamada Mimi Webb Miller, una rubia de ojos azules que descendía de una prominente familia de políticos de Texas, Estados Unidos.
La historia entre el narco y la rubia de familia dedicada a la política comenzó cuando la estadounidense adquirió una extensa área de tierra que planeaba acondicionar como un rancho turístico. El atento “Zorro de Ojinaga” ayudó a su nueva amiga para facilitarle los permisos para dar paseos a caballo en la ciudad fronteriza.
En alguna ocasión Mimi declaró para el New York Times, que Acosta no era el hombre más guapo que había conocido, pero sí era un hombre fuerte y con mucho carisma. Entonces se involucró con Pablo en una relación sentimental que el propio Amado Carrillo fue testigo de ello tal como lo retratan en Narcos: México.
Mimi supo que jamás le agradó a Amado Carrillo
Mimi Webb Miller siempre supo que no fue del agrado de Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” que en ese entonces, a finales de la década de 1980 aún era un narco de bajo perfil sin que aún ocupara sus flotillas de aeronaves para transportar toneladas de droga con sus socios del Cártel de Cali en Colombia.
“No le caía bien. Era bastante astuto. Yo estaba en el lugar incorrecto, era una rubia de ojos azules (en un pueblo mexicano) y él pensaría: ¿qué carajos hace ella aquí? Lo podías ver en su cara cada vez que me veía”, externó “la gringa” en una entrevista para la cadena Univisión.
La animadversión de Amado Carillo contra Webb Miller tal vez se debía a la reciente intervención de las autoridades de Estados Unidos en indagar sobre la tortura y muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena en 1985, por lo que pensaba que la rubia sería una informante.
Pablo Acosta fue el mentor de Amado Carrillo y por consiguiente Mimi tenía mucho contacto con “El Señor de los Cielos”. El negocio del narco con Pablo Acosta le dejaba ganancias millonarias por la venta de alrededor de 60 toneladas de cocaína anuales, y junto con Carrillo Fuentes, sentarían las bases del Cártel de Juárez.
Durante dichos encuentros, Mimi recordó que Amado Carrillo jamás le dirigió la palabra. Y tiempo después, aseguró, que se enteró que pagó un millón de dólares por la muerte de Pablo Acosta.
Tras la muerte de su pareja, Mimi no tuvo más remedio que escapar de Chihuahua por temor a que le hicieran algo por saber demasiado sobre el Cártel de Guadalajara del “Jefe de jefes” Miguel Ángel Félix Gallardo.
Aquella historia de amor que llevó a la sobrina del senador estatal de Texas, John Tower e hija de un paisajista que daba trabajo a unos 80 mexicanos con los que compartían costumbres que hicieron que Mimi pronto se enamorase de la cultura mexicana y de un mexicano aunque fuera un narcotraficante, terminó como casi toda historia en el narco: en una tragedia. Mimi terminó dentro del mundo de la moda inmiscuida en las agencias de castings.
