Aunque todavía quedan tres años de mandato para AMLO, el círculo rojo mexicano ya se empieza a ordenar bajo la intriga de la sucesión: ¿Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard? Esa es la pregunta que mantiene en vilo a empresarios, jefes territoriales, liderazgos locales, e incluso medios de comunicación.
En esa disputa, por ahora en boxes, Sheinbaum parece llevar la delantera entre los militantes históricos del obradorismo, mientras que Ebrard transita con más holgura en el mundo empresarial. Una candidata que para muchos garantiza más cabalmente la continuidad de la 4T. El otro, una salida más “hacia el centro”.
Y en esa caracterización anticipada de la disputa, Sheinbaum ya intenta disputar con Ebrard los vínculos con el mundo empresarial. Esta semana sacó a relucir los logros de su gestión en The Economist, una de las publicaciones más emblemáticas del mundo de los negocios.
Pero en esa búsqueda de mostrarse como una candidata amable con los mercados, Sheinbaum ya habría sumado a un socio clave: Carlos Slim. Durante los últimos meses, el empresario y la Jefa de Gobierno negociaron largamente una salida pacífica para la reparación de la Línea 12.
Con el apoyo irrestricto para reparar la Línea 12 -y con los acuerdos reparatorios que quiere ofrecer a los familiares de las víctimas-, Slim espera superar las posibles demandas en su contra.
En esa misma línea, le habría ofrecido a la Jefa de Gobierno su apoyo para tender puentes con empresarios de distintos sectores de la economía. Una suerte de interlocución que brinde certidumbre al momento de mostrarse como la posible candidata presidencial.