De acuerdo a la filosofía de Aristóteles el hombre es un animal político. En esta definición encaja perfectamente el presidente López Obrador. Por ello uno podría pensar que el pelearse y reclamar al presidente de Estados Unidos es parte de un plan diseñado con objetivos hasta ahora desconocidos.
Obviamente AMLO no es un político bisoño.
Menos ingenuo.
¿Pero para qué pelearse con nuestro principal socio comercial?
El único que ha donado millones de vacunas anticovid a México.
El que genera los miles de millones de dólares que llegan a México vía remesas.
Lo que alcanzamos a observar es que AMLO desea regresar a la economía cerrada que antes distinguía a México. Cuando el gobierno tenía fábricas hasta de bicicletas. Ahora la palabra mágica es Bienestar. Resurge la economía de Estado. A ver hasta dónde le alcanza.
Para esto, suponemos, el plan sería romper relaciones con Estados Unidos, para empezar a construir el anhelado Imperio Mexicano. Por ello los guiños que constantemente se hacen a China y Rusia.
Claro, un Imperio necesita de un Emperador.
Por lo pronto debemos estar atentos a los movimientos que registra la economía en la frontera norte.
En la región hay inversión extranjera valuada en billones de dólares.
En cualquier momento el Tío Sam enseñará el garrote, primero para amenazar.
Después vendrá el golpe.
Ojalá a Sonora no le vaya muy mal en este escenario.
A propósito:
¿A quién pueden reclamar los sonorenses que se quejan de la nueva relación con Estados Unidos?
Esa relación que se desliza sobre un tobogán.
¿A los senadores, diputados federales, al gobernador?