MUY PREOCUPANTES resultan las más de dos horas que Andrés Manuel López Obrador pasó ayer encerrado en una camioneta en medio de un bloqueo de integrantes de la CNTE en Chiapas.
MÁS ALLÁ de ponerse en riesgo por una decisión personal, parece que al tabasqueño se le olvidó o no le importó poner en riesgo al presidente de la República y, por lo tanto, colocar en una posición de alta vulnerabilidad a todo el Estado mexicano.
PEOR AÚN es que ni su equipo de logística ni el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, quien estaba a unos cuantos metros en una surrealista conferencia de prensa presidencial sin Presidente, hicieran algo para sacar al jefe de Estado de esa situación.
¿O SERÁ que sí lo intentaron pero AMLO, fiel a su estilo, no escuchó razones y se quedó en un vehículo sin blindaje para, según él, protestar porque no le gustaron “los modos” de los trabajadores de la educación? Es pregunta que sí mide las consecuencias.
FELICES andan muchos en Tabasco con la llegada de Adán Augusto López a la Segob y no porque se sientan orgullosos del ascenso de su gobernador, más bien porque ya no tendrán que padecerlo.
EN SU PASO por Quinta Grijalva impuso decisiones que debilitaron la democracia estatal, como el recorte por la mitad de los diputados plurinominales, lo que reduce la representación de quienes se oponen a Morena, y la derogación de la elección democrática de los delegados municipales que ahora son designados discrecionalmente por los alcaldes.
Y EN LA mejor tradición de Gustavo Díaz Ordaz, también impulsó una ley que castigaba con cárcel la protesta social y que el pleno de la Suprema Corte de Justicia echó para abajo de manera unánime porque violaba las garantías individuales.
CON ESAS referencias, a ver si no resulta que el otro López tabasqueño llega con el objetivo de hacerle a todo México lo mismo que le hizo a Tabasco y convertir al florero en que se había transformado Gobernación ¡en un garrote!
VAYA que la 4T tiene dos varas para medir a los amigos y a los enemigos. A Manuel Bartlett la Función Pública lo exoneró cuando surgieron dudas sobre su patrimonio, con el argumento de que sus 23 casas y 12 empresas estaban a nombre de quien ha sido su pareja desde hace 20 años y de sus hijos.
PERO a Ricardo Anaya lo quieren meter a la cárcel por una casa que le donó su suegra a su esposa y por otra que le donó su mamá a él, con todo y que ambas propiedades son parte del patrimonio familiar desde hace más de 25 años. Y luego piden tener confianza en la “justicia” mexicana.