El presidente Andrés Manuel López Obrador, que como candidato se distinguió por su “timing” político, como Jefe de Estado perdió ese toque de elegir el momento adecuado para la toma de decisiones. Esto ha sucedido en la batalla contra el coronavirus, la compra de medicamentos y brindar servicios de salud, en el combate a la pobreza, en conflictos con países del extranjero por temas energéticos, incluido con sus socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y más recientemente con empresarios del gas LP, o sea del que se utiliza en los hogares y que registró un incremento bastante considerable.
En esta batalla contra los empresarios del gas licuado, el presidente va también contra el gobernador electo de Sonora, Alfonso Durazo, que tiene empresas de ese giro, atendidas por su familia.
Así, Durazo se volverá competidor de AMLO en la venta de gas, ya que el gobierno mexicano anunció la creación de una paraestatal que se llamará Gas Bienestar, que viene a fijar un precio máximo al costo de venta del energético.
Bueno, el presidente de volverá a meter en camisa de 11 varas con esta competencia que pudiera parecer desleal, ya que seguramente operará con subsidios oficiales, concretamente de Pemex.
El momento para esta decisión es totalmente inadecuado, porque las ministras de comercio de Estados Unidos y Canadá expusieron sus preocupaciones por los cambios a las reglas en el sector energético.
Todavía no hay pronunciamientos sobre el tema, pero los habrá en la semana.
Aparte, la empresa estadounidense Whitewater Midstream informó que la semana pasada inició un arbitraje internacional en contra de CFE Internacional por el impago derivado de gas natural que le vendió por la crisis en Texas.
Es el segundo arbitraje que enfrentará la CFE por incumplimiento de pago ante la compra de gas natural y que se hace público. No se informó sobre el monto del reclamo a la CFE.
Estos son solo dos botones de muestra.
El tema energético es un potro bronco para los funcionarios de la 4T.
Y de casi todos los temas de gobierno.
Son pocos los que se salvan.
Si acaso la Secretaría de Hacienda y la Cancillería, así como el autónomo Banco de México.
La administración del país se está convirtiendo en un caos.
Igual que el caos registrado en San Lázaro, donde los diputados federales destacan por su ánimo belicoso, no por resolver los problemas de México con las herramientas a su alcance. En la sesión de este miércoles vimos a unos legisladores patéticos: Unos acusando por el desabasto de medicamentos, principalmente oncológicos destinados a niños (que absurdamente fueron calificados como golpistas) y los otros defendiendo al gobierno, a sus funcionarios del sector salud y casi burlándose de los niños con cáncer.
Este tipo de escenas dan pena ajena. Y nos confirman que el congreso federal funcionaría perfectamente con un tercio de sus actuales huéspedes.
Las y los congresistas dan prioridad al enfrentamiento sobre su chamba de legislar y llamar a cuentas a los responsables de las compras de medicamentos y de la lucha contra la pandemia de la Covid. Primero separarlos de sus cargos y después acusarlos de las muertes de miles de mexicanos. Claro, en el paquete debería ir el rock star Hugo López Gatell.
Pero no. Las y los diputados piensan que su chamba es grillar, no velar por el bienestar de la población mexicana.
Esperemos que la próxima legislatura sí le cumpla a los mexicanos.