Hermosillo.- En los años 50´s en lo alto de una montaña se podía vislumbrar un gran y luminoso Casino al que toda la gente de altos recursos acudía, sin embargo, una noche todo desapareció a causa de un incendio provocado por el mismísimo diablo…
Esta leyenda acontecida en la Ciudad de Hermosillo, Sonora, allá por los años 50´s, cuenta de una bella joven de nombre Linda, quien en la noche de Año Nuevo y sin permiso de sus padres acudió a la gran fiesta que el Casino más importante de la ciudad brindaba a toda la alta sociedad de aquél pequeño poblado.
Las mejores familias acudieron a despedir el año y los jóvenes de mayor alcurnia estarían ahí presentes.
Después de una discusión con sus padres por no dejarla acudir al festejo, Linda de solo 16 años decidió escapar por la ventana. Luciendo su mejor vestido ingresó al lugar en donde todos quedaron asombrados por su gran belleza.
Muchos adolescentes la invitaron a bailar pero ella los rechazó, hasta que uno muy guapo se le acercó y ella de inmediato al quedar impresionada con su galanura aceptó.
El tiempo transcurrió y de pronto Linda sintió como la mano de aquel hombre que tocaba su espalda le quemaba, sintiendo un calor infernal dio un paso atrás para de pronto ver que los pies de quién la conquistara fueran uno de gallo y el otro de chivo.
El grito aterrador que lanzó la chica llamó la atención de todos, por lo que el hombre corrió a esconderse al baño en donde minutos después un fuerte olor a azufre desencadenó en una gran explosión que terminó por incendiar todo el casino.
Los rumores corrieron rápidamente, pues la gente decía que quien había bailado esa noche con Linda era el diablo e inclusive muchos comentaban que se la había llevado con él.
Actualmente el lugar es utilizado para realizar rituales de brujería, esto debido a toda la carga negativa que en el quedó, la gente evita visitarlo por la noche y es que aseguran que de día el lugar solo luce desolado, mientras que al ocultarse el sol, desde lo lejos, un tono anaranjado ilumina las ruinas pareciendo como si nuevamente el incendio se reavivara.
Casino del Diablo actualmente
Lo usan para magia negra. El periódico nacional EL Universal, realizó dos visitas al lugar, una de día y otra de noche. De día se constató que el espacio se utiliza para realizar ritos de magia negra con sacrificios de gatos, gallos y perros.
En sus paredes derruidas se observa una cruz, que en su parte superior tiene cuernos y en la inferior, la cola con la que el imaginario colectivo identifica a Satanás.
Por la noche, en la penumbra que reina en el tétrico casino enclavado en un cerro al oriente de la ciudad atrás de la zona hotelera de alta plusvalía, se experimentan raras sensaciones.
La maleza mecida por el viento que se cuela por entre los escombros, produce sonidos similares a gritos de mujer, silbidos y relinchos de caballo.
La permanencia en el Casino del Diablo es una vivencia que supera la normalidad, alerta los sentidos, hace bombear más fuerte el corazón y se eleva la adrenalina.
Ex trabajadores cuentan su historia. El testimonio de la pareja formada por Mario Cruz y su esposa Dionisia, patentiza el terror que vivieron durante seis años que cuidaron borregos y otros animales de uno de los socios del Casino del Diablo.
Narran que por necesidad permanecieron en el empleo, junto a un matrimonio de Veracruz, quienes también huyeron después de sufrir terroríficas experiencias entre las que describen que les desconectaban los aparatos eléctricos.
Vivieron incendios espontáneos, los vasos y platos se quemaban solos, incluso, hasta los frijoles se quemaban sin estar encendida la estufa eléctrica con la que elaboraban los alimentos.
La menor de sus hijas “veía” una niña, que se asomaba por las ventanitas del inmueble; los adultos solamente percibían su presencia.
Las pesadillas se hicieron recurrentes en la señora Dionisia, al grado de exigirle a su marido abandonar el trabajo. Hoy en día no se acerca a pesar de que vive en un cerro de la colonia El Coloso, desde donde puede verse el Casino del Diablo.
Mario Cruz, el ex velador del casino, contó era común que llegaran personas, sobre todo jóvenes, a jugar a la ouija y a pedirle protección y riqueza al señor de los avernos.
Conrado García, vecino de la misma colonia comentó que hay varias versiones sobre la tragedia ocurrida en los años 50, pero todas son similares: La joven que desobedeció a su madre y bailó con el diablo.
El final sigue abierto: hay quienes afirman que el diablo se llevó a Linda, otros dicen que murió quemada en el lugar, y algunos que era hija de una familia pudiente y se la llevaron fuera de Hermosillo.
Historiadores y científicos sociales que omitieron sus nombres consideraron que esa tragedia fue utilizada por la Iglesia Católica, que señala que la desobediencia es la mayor ofensa contra Dios, así como lo cita Salmo 21:9. “Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; Jehová los deshará en su ira, Y fuego los consumirá”.