Esta semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador se va de gira a los estados que se han convertido en el epicentro de la violencia criminal en México: Guanajuato, Jalisco y Colima.
Emprende ese recorrido, sin embargo, sin su Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Alfonso Durazo publicó un extraño mensaje en su cuenta de Twitter: “Agradezco la autorización del presidente @lopezobrador_ para ausentarme esta semana de actividades oficiales. Me mantendré conectado y pendiente como siempre.” No dio las razones de su ausencia ni los motivos para hacerla pública. Solo señaló en un tuit posterior que “de conformidad con la normatividad interna de la [Secretaría], será el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, quien me suplirá en todos aquellos asuntos que requieran atención presencial.”
¿Qué hay detrás de esto? ¿Un problema médico? No es imposible. Recientemente, fue del conocimiento público que tanto el secretario de Hacienda como la secretaria de la Función Pública y el director general del IMSS se enfermaron de Covid y tuvieron que pasar unas semanas en aislamiento. Pero en todos esos casos, los funcionarios revelaron sin ambages que estaban enfermos, no lanzaron frases crípticas.
¿Podría tratarse de un asunto personal o familiar? Sin duda. Los altos funcionarios tienen vida fuera de la oficina y hay situaciones que demandan tiempo y atención. Pero de ser el caso, ¿qué sentido tendría revelarlo en Twitter? Podría simplemente ausentarse unos días del trabajo, con la autorización del presidente, sin que nadie se diera cuenta.
Pero el secretario Durazo escogió tomarse unos días de manera muy pública, pero sin explicar las razones de su ausencia. Eso podría sugerir que esto tal vez tenga alguna motivación política, que el secretario pueda estar empezando a preparar una candidatura para la gubernatura de Sonora, y no quiere que eventualmente lo acusen de hacerlo en horas hábiles.
Como sea, esta ausencia, combinada con el calendario electoral, probablemente indique que un relevo en la SSPC no está tan lejano. Añádase el muy probable deterioro de la situación de seguridad en los próximos meses y tendremos una combinación casi perfecta para un relevo.
Si sucede, ¿quién debería de ser el sustituto? Me parece ocioso pensar en nombres, pero tal vez sea útil pensar en algunas características generales. En mi humilde opinión, un nuevo titular de la Secretaría debería:
• Ser un civil: poner a un militar a la cabeza de la Secretaría acabaría de liquidar cualquier vestigio de control civil sobre el aparato de seguridad.
• Estar dispuesto a ejercer a cabalidad la autoridad que la ley le confiere al titular de la SSPC en la Guardia Nacional y no dejar que siga siendo una sucursal de la Sedena.
• Ser un funcionario o funcionaria con experiencia en tareas de seguridad pública: a casi la mitad del sexenio y en medio de una crisis multifacética, el país no está para una larga curva de aprendizaje.
• Estar comprometido con la reforma policial y proveer liderazgo en el proceso de cambio tanto a nivel estatal como municipal.
• Estar abierto a la supervisión y el escrutinio externos: los mejores aparatos de seguridad del mundo son los más sujetos a vigilancia y control interno y externo.
Hay otras características deseables (p.e., compromiso con la evaluación de políticas públicas, compromiso con una perspectiva de género , etc.), pero no son esenciales. A mi juicio, lo fundamental es que la persona que acabe en la Secretaría esté comprometida con a) el control civil sobre las fuerzas de seguridad, b) la reforma institucional, y c) la fiscalización externa. Con eso, yo me daría por bien servido.