En abril, mes en que comenzaron las jornadas de sana distancia en México por el coronavirus e incluyó el freno parcial de la economía, 12 millones de trabajadores quedaron en una situación de “suspensión laboral” sin la seguridad de poder retornar a sus puestos de trabajo, de acuerdo con el reporte de INEGI.
La encuesta de ocupación y empleo correspondiente a abril y publicada este lunes, muestra que la tasa de desempleo aún se encuentra en niveles bajos, no obstante, el impacto de las medidas de contención se reflejó principalmente en la fuerza laboral del país, pues la tasa de participación económica cayó 12.3 puntos porcentuales respecto a marzo.
Esa disminución refleja los 12 millones de personas que en abril ya se ubicaron en una situación de suspensión laboral temporal, que fue ocasionada por la cuarentena, y que implicó también una suspensión en sus ingresos y la falta de certeza sobre el retorno a su trabajo.
Otro dato que destaca la encuesta telefónica es la disminución de la informalidad. En abril, 47.7% de la población laboral se situó en este sector, que son 8 puntos porcentuales menos al mes previo, sin embargo, refleja que trabajadores informales también resultaron afectados por la crisis laboral, significando una pérdida de 10.3 millones de empleos de este rubro, de acuerdo con el análisis de Banorte.
“Este fue el sector más impactado y puede estar relacionado a las características de este tipo de negocios, que típicamente cuentan tanto con una menor escala de operación como menor acceso al crédito, condiciones que los habrían ayudado a enfrentar de manera más efectiva el choque y que a su vez los vuelven más vulnerables, incluidos a sus empleados”, explicó el analista Juan Carlos Alderete.
En su cuenta de Twitter, el subgobernador del Banco de México (Banxico), Jonathan Heath no dejó pasar los datos, haciendo foco en la brecha laboral, la cual este mes sobrepasó el 50% frente el 20% en marzo. Este concepto considera al desempleo abierto, el subempleo y las personas que económicamente no activas pero disponibles para trabajar (que es considerado como un desempleo “disfrazado”).
Durante este mes, el subempleo -aquellas personas que tienen necesidad de ampliar sus horas laborales- se incrementó de las 5.1 millones ubicadas en marzo a 11 millones para este mes, mientras que aquellas que sin trabajo y que realizó búsquedas se estimó en 2.1 millones, que es 2.1 puntos porcentuales por arriba del año anterior.
En abril también se registró que la población no ocupada con disponibilidad para trabajar, pero sin buscar activamente un empleo, pasó de 5.9 millones en marzo de 2020, a 20 millones de personas en abril de 2020. “Dichas personas, en su mayoría, están a la espera de volver a retomar sus actividades”, señaló el INEGI. Por su parte, Alderete agregó que probablemente también estuvieron afectadas ante las bajas expectativa de encontrar nuevas oportunidades por esas fechas.
Para el especialista de Banorte, la tasa de desempleo aún no refleja en su totalidad el impacto verdadero que el COVID-19 ha tenido en el mercado laboral: “El número absoluto de las personas clasificadas como desempleadas aumentó solo alrededor de 400,000, incluso menos que las pérdidas registradas en el reporte de empleo formal”, recordó.
Y es que, en ese mes, el IMSS reportó la pérdida de más de 555 mil empleos formales. Y de acuerdo con el cálculo del gobierno, para junio se perderán al rededor de un millón de empleos, pero garantiza la creación de dos millones al cierre de este año. En el mercado alertan que, aunque pueda lograr esta meta, se tratará de trabajos con ingresos menores, pues están más bien relacionados con sus programas sociales, como del de Jóvenes construyendo el futuro o el de Sembrando vida. Por su parte, la confianza empresarial, que sigue en picada, refleja una reactivación económica más lenta.