La crisis sanitaria que tiene semiparalizado a México y los mexicanos debería servir para tirar lastres que impiden alzar el vuelo como país. Uno de esos lastres, sin duda, es la cúpula política que en su conjunto genera una democracia muy cara. Así que ¿por qué no empezar a tirar lastres, como reducción de legisladores y funcionarios electorales, para empezar?
Cualquiera con un mínimo de conocimiento o sentido común sabe que las cámaras legislativas pueden funcionar perfectamente con un tercio de sus actuales huéspedes, en lo federal y local. Esto incluye a legisladores y personal de apoyo.
Igual sería el caro Instituto Nacional Electoral y sus representaciones locales.
Nuestra democracia es muy cara y hay que ser muy selectivos con nuestros supuestos representantes populares.
Para empezar, ¿qué beneficios han aportado a Sonora sus diputados federales y senadores?
Claro, en la pregunta también van los integrantes del Congreso local.
El planteamiento podría ser más drástico: ¿Qué vale más actualmente, un político profesional o un doctor, una doctora, una enfermera, un enfermero?
La respuesta es obvia.
Los profesionales de la salud salvan vidas, sobre todo en este tiempo de pandemia.
Y en el paquete también van los partidos políticos y sus prerrogativas que en nada ayudan al pueblo mexicano.
Así que una medida sana sería reducir el aparato legislativo y electoral, las cuotas de los partidos políticos y en general todo lo que huela a política.
Ya es tiempo que alguien aporte ideas y acciones para volver a la normalidad, cuando menos para iniciar el proceso hacia una aparente vuelta a la normalidad.
Porque de otra forma los mexicanos de a pie, si no mueren por el virus, lo harán de hambre o de otras enfermedades por falta de alimentos. O por suicidios.
¿Cómo empezamos el proceso?
Es lo que estamos esperando.
Porque al parecer hay una tremenda confusión y descoordinación entre lo federal y estatal, en todo el país.
No todo es simplista, como la vieja recomendación de que para tener contento al pueblo mexicano hay que darle cheve y futbol. Actualmente carecemos de esos aceites sociales.
Por ello urge encontrar soluciones, como una que se plantea en la ciudad de México, de origen israelí, de trabajar cuatro días y descansar diez, para en ese lapso detectar posibles infectados.
Hoy la realidad es mucho más compleja.
Y se requieren verdaderos liderazgos.
Auténticos.
Que convenzan.
Que aporten elementos y acciones para mover a una sociedad temerosa por un virus que no respeta edad y condición social.
Pero sin duda hay que ponernos en acción, en todos los niveles, de arriba hacia abajo… o de abajo hacia arriba.
Porque la paralización no puede durar mucho. No podemos estar como en los juzgados del Supremo Tribunal de Justicia, donde su titular, Francisco Gutiérrez Rodríguez, ordenó poner en cuarentena al personal de esas oficinas y salas de juicios orales, donde estuvo el abogado litigante que falleció este jueves por Covid 19.
Se trata del licenciado Manuel Cázares García, quien antes de presentar complicaciones de salud tuvo mucho contacto con ciudadanos y personal de los juzgados. También habría tenido contacto con internos del Cereso.
Ahora se menciona que también otros abogados están dando positivo.
¿Cómo se minimizan estos peligros?
Urge encontrar soluciones y proceder en consecuencia, sin esperar al confundido y desorientado gobierno federal.