Por: Roberto Dyke Rivera
La fiesta de bienvenida en Guaymas fue un fin de semana. José Ramón Uribe había abandonado el Reclusorio Norte y se veía feliz, con ganas, incluso, de meterse a la política.
Entre los promotores de la comida para “el hijo pródigo” los hubo empresarios locales, agricultores, dueños de cadenas de periódicos y reporteros. El festejo fue en grande.
Se le festejaba incluso, su sagacidad de pagar con un cheque sin fondos en la operación de compra-venta de un barco atunero. Por aquella acusación se la pasó 11 once meses tras las rejas. De la fianza para su libertad, se ignora si saldó el pendiente por 20 mil dólares a José Francisco Ealy Ortiz, dueño del periódico El Universal. Según fuente confiable, nunca lo hizo.
No salió pobre: Presumía su compadrazgo con el ex gobernador Carlos Armando Biebrich. Y administrar “la intima” (visitas conyugales) en el reclusorio.
Las anécdotas cuentan que en los primeros días de 1991, año electoral, José Ramón fue a entrevistarse con el candidato a gobernador, Manlio Fabio Beltrones…
… para que lo aceptara como candidato del PRI para presidente municipal de Guaymas.
En la redacción del periódico “La Voz del Puerto” se comentaba la respuesta que le dieron: “No la chingues, flaco, acabas de salir de la cárcel”.
Lo vi después en la oficina de una de las gasolineras de la familia Uribe. Tenía a un lado a Santiago Samaniego. Fue quien me preguntó: ¿Qué te parece José Ramón como candidato del PAN – nuestro partido, precisó – para la Presidencia Municipal?
“El flaco” se retiró de su boca el permanente marlboro rojo y esbozó una sonrisa a boca chueca. El asunto estaba listo.
En su campaña repartió a todos
Aireando las banderas de la inconformidad ciudadana desde el estrado improvisado en la plaza “Los Tres Presidentes” acusaba de “rata”, “autoritario” y “golpeador” al – entonces – alcalde Florentino López Tapia… “el cacique cooperativista”, gritaba enardeciendo a sus seguidores.
Noche tras noche tenía la plaza repleta:
–Leyó también una supuesta lista de los reporteros — “algunos amigos”, dijo – que reciben su mochada mensual en “el ayuntamiento del cacique”.
Y así continuaba la hoguera pública:
–Les vamos a ganar a esos malvivientes hijos de pu… que quisieran hacernos fraude en las elecciones… y las banderas azules en todo lo alto al ritmo de la canción “Agárrense de las manos”, entonada por “El puma”.
Las campañas terminaron. No ganó. Al menos oficialmente. Volvió a caer en la cárcel, ahora acusado de malversar dinero del Concejo Municipal (panista) que presidido por Felipe Rivadeyra se había quedado con el botín tras declararse nulas las elecciones municipales.
Los nuevos funcionarios locales lo hundieron… ya para entonces, Rivadeyra decía que con el gobernador Beltrones había relaciones cordiales, y Guaymas reencontraba la unidad y el progreso.
Le perdí la pista hasta hace algunos años. Lo encontramos, un servidor y el ex alcalde Carlos Zatarain, tomando café en Hermosillo… ya no estaba flaco. “Pregúntale de dónde viene”, me sugirió Carlos.
No hubo necesidad. “Vengo de la Ciudad de México, de la oficina de Diego Fernández de Caballos, viendo algunos asuntos”.
Días antes de fallecer le había dado una entrevista al locutor Joel Mendoza, en la radio de la familia Astiazarán:
Se fue contra la alcaldesa Sara Valle Dessens. De inútil nunca la bajó. Incluso, de recibir dinero sucio.
Ya era presidente de la Canaco local… falleció por infarto el día seis de este mes… cuando apenas venía por la revancha.
Tomado de El Expediente