La escalada de tensiones entre EU e Irán a partir de la ejecución del general Qasim Soleimani ya enciende alarmas en Palacio Nacional. A lo largo de hoy lunes analistas del Centro de Inteligencia Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública y la Marina comenzaron a advertir al entorno presidencial que México bien puede ser escenario de la represalia de Teherán anunciada contra EU en los funerales de quien fuera uno de los militares más poderosos de Medio Oriente.
En el Gobierno hay temor porque desde Irán se desplieguen cibertataques contra compañías de EU que operan en México y que eso termine por repercutir en la economía nacional. Estas compañías operan además en sectores bien sensibles como banca, telecom, energía o infraestructura.
Según comentan en los equipos de seguridad de la 4T, Irán es una referencia en guerra no convencionales y tiene miles de hackers entrenados para lanzar ataques por la red. Desde el 2014 a la fecha estos ciberataques han impactado en Turquía, Yemen, Israel e incluso Reino Unido, donde accedieron a las información de la casilla de correo de la ex premier conservadora Theresa May.
México asoma particularmente vulnerable ante una amenaza de semejante calibre. A mediados de 2018 un ciberataque contra tres bancos y una casa de bolsa costó 300 millones de pesos. Banxico realizó esfuerzos por incrementar las medidas de ciberseguridad y creó un grupo de análisis con representantes de las principales entidades que operan en el país.
El año pasado fue el turno de Pemex. Los hackers no tuvieron mayor dificultad para robar información encriptada y luego pedir una recompensa que el Gobierno descartó de plano pagar. En el oficialismo al día de hoy se cree que en esa maniobra hubo especuladores financieros.
En 2019 también Banxico alertó que Banobras, principal entidad para el desarrollo de infraestructura, estaba expuesto a ciberataques y también el año pasado hubo un hackeo sobre archivos del Senado que dejó en posición incómoda a Ricardo Monreal y al ex senador Emilio Gamboa.