El presidente Andrés Manuel López Obrador sigue empeñado en dividir al país. Y para eso de ser terco ni quien le gane. La más reciente perla de sabiduría fue la de dividir a la población en indígenas y mestizos para entregar la pensión de adultos mayores. Pero qué necesidad diría Juanga. Tan fácil que hubiese sido marcar un término medio de edad y asunto terminado. Nadie habría reparado y menos objetado una ayuda de ese tipo. Y menos se habría generado polémica.
Pero no, don AMLO dictó sus reglas para polemizar: A los indígenas se les entregará su pensión de adultos mayores a los 65 años y a los “mestizos” a los 68 años de edad.
Obviamente saltaron los críticos a batear la bobita y acusaron de racista al presidente. Como este buen señor que en sus ratos libres suele desempeñarse como senador del PAN por Veracruz:
Sólo un gobierno profundamente racista repartiría un programa social midiendo la ayuda de acuerdo a la raza de las personas.
Esta aberración no se hacía desde que Hitler gobernaba en Alemania. pic.twitter.com/ftzrTDZsz7
— Julen Rementeria (@julenrementeria) November 17, 2019
Hasta la tarde de este lunes este tuit había llegado a más de un millón de reproducciones.
En su defensa, AMLO alegó que el disminuir la edad para entregar ese beneficio a indígenas es porque la esperanza de vida es menor.
Y complementó: “Es vergonzoso que no se acepté el trato especial a los más pobres, a los indígenas, y se piense que eso es racismo (…) porque los indígenas, por su situación de pobreza y marginación, se envejecen pronto, porque sufren mucho”.
Bueno, son las razones que esgrime López Obrador, un presidente que dividió al país en población informada y desinformada. La primera, como la del norte del país, no necesita ayuda. Y la segunda merece todos los subsidios que pueda repartir el gobierno federal.
Es la política clientelar de la 4T, cuyo objetivo es asegurar el voto futuro de los pobres y, sobre todo, de la población beneficiada. En ese segmento se encuentran los ninis y jóvenes emprendedores, dos programas que fracasaron en la operación de su primera fase.
En esa ruta sigue cayendo la credibilidad de López Obrador y su gobierno. La población informada lo sabe, lo percibe, lo intuye. Y la desinformada simplemente espera la llegada del subsidio, aunque el país se está desmoronando, con una economía en retroceso, alejada cada vez más de la inversión extranjera y una creciente fuga de capitales.
La población que cuenta con un ahorro en bancos ya le aumentaron el impuesto. Ahora hay que convertirnos en financieros para buscar opciones o simplemente convertir los ahorritos en dólares.
Claro, todo afecta a la economía y por ende al país.
Bueno, quedaría la opción de imitar la personalidad belicosa de la militancia de Morena, el partido en el poder, pelear y descalificar a todos, incluyendo al gobierno y su estilo para distribuir el gasto social.
Si todos los mexicanos deciden defender sus intereses al estilo Morena, o sea por la vía del pleito, la batalla sería sumamente interesante, ilustrativa para las generaciones venideras. Y a ver quién aguanta más, si los defensores del oficialismo o la población que defiende sus intereses.
Pd: Muchas gracias a la alcaldesa de Hermosillo por ordenar a sus bots de nómina descalificar el más reciente video Bisturí, porque con las burradas que cometen alimentan la publicación. Son los riesgos de pagar a liliputienses mentales. Y, obviamente, es una ofensa para el opinador. Por favor, manden a personas con un mínimo de inteligencia. Y por cierto, ¿ya entregó la recompensa que ofreció por la identidad del autor de una página de facebook? Si hacer el rídículo aumenta la posibilidades de ser nominada a la candidatura a gobernadora, ni hablar, va por la ruta correcta.
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