No fue un día apacible para Ricardo Monreal. Cuando sus asesores le advertían que Martí Batres estaba tramando un plantón de quejosos para el primer día de sesiones ordinarias, llegaron dos puntadas filosas que lo dejaron tambaleando. Y uno de esos golpes de los propició nada menos que Andrés Manuel López Obrador.
Senadores y diputados consultados por LPO contaron a esta redacción que AMLO utilizo varios minutos de su participación en la plenaria para hablar de la resolución de conflictos internos, justo cuando la Comisión de Honestidad y Justicia estaba dando a conocer su veredicto sobre la polémica votación que excluyó a Batres de la Mesa Directiva.
El Presidente dijo que nunca había que descartar la utilización de encuestas -una herramienta disponible en los estatutos de Morena- para zanjar diferencias y evitar que los procesos sean desvirtuados. “Bueno, tampoco es infalible, recuerden que algunos también hacen berrinches cuando pierden las encuestas”, lanzó con picardía.
Todos comprendieron que el dardo venenoso iba dirigido a Monreal, quien durante meses amenazó con dejar Morena luego de perder la candidatura para Jefe de Gobierno a manos de Claudia Sheinbaum.
Mientras tanto, desde Morena salía la resolución que obliga a Monreal a reponer el proceso de selección de las nuevas autoridades de la Mesa Directiva, proceso del que Martí ya se dio de baja, conocer del aislamiento que se auto-generó.
La dirigencia
La mención sobre el uso de una encuesta para resolver los conflictos para muchos fue una sugerencia abierta para la renovación de la dirigencia en Morena. En ese proceso también se debate acerca de las condiciones establecidas para transitar el método ordinario.
Los colaboradores más cercanos de Gabriel García afirmaban en los últimos días que la convocatoria -que prevé la utilización del padrón con corte al 2017- era una arma definitoria en favor de Bertha Luján. “Si Andrés Manuel no pide lo contrario, ya ganamos la pelea”, decían.

Ese misma escenario era reconocido, hasta hoy, por los grupos “externos” aliados a Mario Delgado, que tiene un enorme perfil en el obradorismo pero casi nula estructura en el padrón histórico del partido. “Esto cambia todo”, decían los diputados que apoyan al coordinador en esta pelea.
Cierto aire de esperanza también volvió entre los pocos seguidores de Yeidckol Polevnsky. Ocurre que Leonel Godoy podría controlar el armado de esa eventual encuesta para definir la renovación del CEN. “Ella es la que más conocimiento tiene entre la militancia”, se lamentó ante LPO un delgadista.
Quien quedaría totalmente fuera de la jugada es Alejandro Rojas Díaz Durán, que venía armando un plan de rebeldía para bloquear las asambleas distritales.