En estos tiempos donde los feminicidios son noticia, un caso donde ocurre lo contrario toma relevancia internacional. Hablamos del caso de la joven de 20 años Nahir Galarza, quién fue condenada en diciembre a cadena perpetua por asesinar a su novio Fernando Pastorizzo el 29 de diciembre de 2017.
La joven argentina -de ahora 20 años- fue puesta como protagonista del caso por tomar ‘las armas’ sin ser una rechazada social, todo lo contrario, era una ‘niña bien’, con estudios, rodeada de un entorno tranquilo.
Galarza se convirtió en la mujer más joven en ser condenada a cadena perpetua en el país sudamericano.
Pero ¿por qué los medios decidieron llamar al caso con el nombre de ella y no el de él?
Sin seguir la lógica de los feminicidios, toda la atención se centró en ella, por su ‘belleza’, su edad y hasta su entorno. A simples palabras: NO encaja en el estereotipo de ‘asesina’.
Aunque suene terrible, la gente se ha acostumbrado a escuchar casos de hombres asesinos y de mujeres víctimas, por eso, al ser al revés, este caso cobró relevancia.