Mientras en Hermosillo declaraba que sueña con ser candidato a gobernador de Sonora, la terrible realidad lo despertó: Asesinatos en Cajeme y Guaymas, inclusive un niño de tres años y otro bebé herido, lo volvían a la realidad. Miguel Pompa experimentaba así que el político no vive de sueños. El timing político nunca pasa de moda.
Y es que el secretario de Gobierno es el responsable de la paz social de un estado.
Se supone que es el hombre mejor informado de Sonora.
Pero esa información no le llegó a tiempo.
Primero declaró su sueño. Después lo alcanzó su realidad.
Así vive hoy Sonora.
Entre sueños políticos y realidad de sangre.
En este espacio lo hemos reiterado: Revisen a las policías.
Claro, aquí somos galletas de animalitos.
Primero están las voces de los asesores que cobran millonadas sin ser expertos en el tema.
Aquí es pura lógica.
Si la policía no encuentra responsables es que hay corrupción.
Cualquier aprendiz de asesor sabe bien que si la policía fuera honesta los robos serían mínimos.
Pero bueno, una historia conocida: En la colonia Nuevo Hermosillo un vecino sorprendió a unos ladrones robando su casa. A la salida atravesó su carro y llamó a la policía. Llegaron los agentes y le pidieron que fuera a reportar el delito para poder actuar. Cuando regresó ya no había delincuentes ni pertenencias… menos policías.
Así pasa con las famosas tienditas que venden drogas. Toda la policía sabe su ubicación y los responsables de operarlas. Y sin embargo continúan en operación. Y los delitos con violencia a la alza.
La gobernadora Claudia Pavlovich debe estar acompañada en esta tarea de minimizar la violencia.
Principalmente por su secretario de Seguridad Pública. Y sus jefes policiacos.
El propio secretario de Seguridad Pública, David Anaya, declaró al periodista Mario Rivas: Todo viene de la corrupción y la impunidad. El diálogo entre el periodista y el funcionario se transcribe íntegro por su importancia:
Sobre este dramático tema, ayer platiqué por teléfono con el secretario de Seguridad Pública Estatal, DAVID ANAYA COOLEY.
Platicamos explícitamente. Sin rodeos. Sin temor a las palabras.
—Con los cambios, David, ¿van a mejorar las cosas?
—Por supuesto. De hecho, ya empezaron a mejorar.
—¿Un asunto de confianza?
—Efectivamente.
—¿Qué viene, qué sigue? La sociedad está indignada. Su paciencia está agotada. Y los medios nacionales de cobertura masiva no le dedicaron a “nuestra” tragedia ni una sola nota, ni una sola imagen. ¿Acaso no van a voltear a vernos los altos mandos?
—Ya voltearon. Vengo de una reunión en la Cuarta Zona Militar. Todo va a cambiar, puedes estar seguro. Habrá mejor coordinación, habrá una mayor participación de las corporaciones. Necesitamos que participe en toda forma la Fiscalía, que intercambiemos trabajo de inteligencia.
—Suena bien, pero ¿de veras funcionará?
—Debe de funcionar. Mira, casos como el del Obregón siempre son el detonante de una espiral de indignación social.
—En efecto.
—Pero se nos olvida que antes de todo esto, hubo impunidad, hubo corrupción y lo dejamos pasar. Aquí tenemos las consecuencias.
—¿Significa entonces que los nuevos mandos en la Secretaría de Seguridad Estatal son de tu confianza?
—De mi absoluta confianza, Mario.
—Pues te deseo suerte, secretario.
—Gracia, la vamos a necesitar.
Hasta allí el diálogo.
David Anaya fue sincero. Los jefes policiacos que recibió al asumir el cargo no eran de su confianza. ¿Quién los puso? A ese personaje hay que reclamarle y abonarle buena parte de la violencia.
¡Cómo es posible que un responsable de la seguridad de un estado asuma el cargo sin poner a sus jefes policiacos de confianza?
Eso pasa en Sonora.
Por eso el infierno abrió sus puertas.
Ahora a David toca cerrarlas.
La izquierda dividida
No es una novedad. Sobre todo ahora que la izquierda está en el poder nacional.
Allí está la piedra de toque del futuro de la izquierda en Sonora.
Para conquistar el poder en el estado es requisito estar unida
Si no, a seguir en las mismas.
Dividida y sin poder.
La izquierda debe elegir a un cuadro que una. No que divida.
Uno de esos cuadros podría ser el académico Martín Gerardo Murrieta Romero.
Es amigo del gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla.
Y tiene muchos amigos sonorenses.
Es activista de Morena desde los primeros intentos. No es un improvisado, menos un oportunista.
Sí, quedó fuera de la estructura burocrática de las delegaciones federales.
Esa circunstancia debe ser un activo en estos tiempos de incapacidad.
Gerardo es maestro universitario y un político relacionado con la alta burocracia de Morena.
Esa circunstancia podría ser un error, pero es fundamental para llegar a una dirigencia.
El mismo Gerardo Murrieta definirá su destino político.
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