En la reunión de ayer miércoles entre los y la gobernadora priista con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quedó un hecho que llamó la atención de propios y extraños: Llegaron dos fotos con diferente ángulo o criterio político. En la del interior de Palacio aparece la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, quien días antes había marcado su línea de congruencia y lealtad con sus homólogos que se habían ido a la cargada en la sucesión de la dirigencia nacional priista con el gober campechano Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas. Mientras, en la imagen exterior ya no apareció Claudia junto con los machistas mandatarios.
Aparecieron en la imagen siete gobernadores. Los siete magníficos. Las cuentas no dan. Parece que ya hay deserciones o simplemente no quisieron aparecer a cuadro. La ausente por decisión propia, suponemos por dignidad, fue la mandataria de Sonora.
Sobre este episodio se pueden hacer varias conjeturas. Nos quedamos con la de que Claudia confirmó su decisión de acompañar hasta al último tramo a su candidato, el doctor José Narro. Esto, suponemos, habría molestado al líder del bloque de la cargada, Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México, y su protegido, el diminuto “Alito”.
El colega Francisco Arenas escribe al respecto:
LOS 12 GOBERNADORES DEL PRI SE REUNIERON CON EL PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR A QUIEN LE REITERARON el respaldo en estos momentos de desacuerdos diplomáticos y relaciones comerciales.
De pronto al encuentro de los mandatarios tricolores no se les daba mediáticamente el mismo tratamiento que la reunión de AMLO con los gobernadores panistas.
Ya tarde, aparecieron notas informativas al respecto y algunas fotografías, pero en ellas no apareció la gobernadora de Sonora Claudia Pavlovich.
¿No había ido a esa comida en Palacio Nacional?
Sí.
Si fue, pero declinó aparecer en público ni en fotos ni en eventos de cualquier naturaleza, como respeto, como duelo por el décimo aniversario de la tragedia de la guardería ABC cuya historia ya todos conocen.
Sin embargo, se sabe por fuentes oficiales del Gobierno del Estado, que la gobernadora sostuvo un encuentro de diálogo y cordialidad con el presidente de la República y refrendaron la cercanía que les ha caracterizado en estos meses.
Vienen, dicen, buenos y mejores tiempos para Sonora.
Sobre todo, la concreción de obras de impacto social para el 2020.
Hasta allí la colaboración de Arenas sobre este tema.
En este espacio nos quedamos con la especie de que la sucesión priista se adueñó de los machistas gobernadores, que en bola pensaron que arrasarían porque “Alito” estaría cerca de los afectos de AMLO. Empero, la mujer gobernadora les dio un ejemplo de lealtad partidista y congruencia política. Incluso Claudia les dejó la pelota en la mano cuando se adelantó a manifestar su apoyo a AMLO en la lucha de los aranceles. La reunión en Palacio fue para eso. La mujer gobernadora se les había adelantado a sus homólogos machistas. La visión política no es de géneros. Es, simplemente, cuestión de inteligencia y astucia.
Al respecto, reproducimos una columna de Bisturí escrita recientemente sobre el tema. Va:
Crece nacionalmente la figura de Claudia Pavlovich
De acuerdo a los primeros reportes la mayoría de los gobernadores priistas se alinearon con su homólogo campechano Alejandro Moreno Cárdenas para llevarlo a la dirigencia nacional del PRI. La excepción lo fue la sonorense Claudia Pavlovich Arellano, quien estaría manteniendo su apoyo al también aspirante José Narro.
La cargada tricolor fue por el congelamiento de las cuentas bancarias de Emilio Lozoya, ex director de PEMEX, hoy con un pie en la cárcel.
Lo triste del asunto es que no se trataría de una defensa estoica del compañero caído en desgracia.
No, sería acatar la voluntad del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el supuesto destino de la contienda interna priista. Reseñas nacionales cuentan que el consejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer, “ tuvo la deferencia de explicarlo a algunos gobernadores que asistieron a la cita promovida por Alfredo del Mazo”.
Inmediatamente los mandatarios estatales vieron al campechano como el líder que resucitará al partido. Como se sabe, Alito, como se conoce al gobernador campechano, tiene fama de ser impulsado por López Obrador.
Vaya, vaya, vaya.
Así está la gallardía priista en los tiempos actuales de la 4T.
Los contrapesos políticos se pierden en el entreguismo, en estar bien con el presidente.
La honrosa excepción es la gobernadora de Sonora. Fue la gran ausente de esa reunión de valientes gobernadores.
Bueno, Alito sería el candidato de la cúpula.
Al respecto, Narro acertó a decir: No me rajo.
Y complementó:
“No tengo ninguna duda que debe haber un proceso democrático. Esto significa contar con una padrón real y confiable. No me bajo, sigo en la lucha. Ahora tengo 11 votos menos. Y alguno de ellos quizás lo reconsideren. Parte del problema del partido tiene que ver con estas formas. El PRI tiene que cambiar. Las viejas formas no son aceptadas por la sociedad. Y los priistas también están cansados de estas cosas”, se quejó.
En este “affaire” político destaca la congruencia y lealtad de Claudia Pavlovich.
Curioso que la única persona en mostrar gallardía, coherencia, lealtad, sea una mujer.
Con esta acción los bonos de Claudia deben ir a la alza.
Nacionalmente, claro.
Y el PRI Sonora vuelve por sus fueros.
Pero queda la duda: ¿Se atreverán a declarar su independencia, de dejar de ser un brazo del CEN del PRI?
Bueno, podrían pintar la raya sutilmente, sin rompimientos ni entreguismos.
A como se ve, el priismo sonorense se la seguirá jugando con el doctor Narro.
A partir de hoy el escenario priista estará harto interesante.
Hay que estar atentos a los detalles.
Bien lo dice la famosa frase: Dios está en los detalles.
(José Luis Parra)