La primera renuncia del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador no pudo ser menos estridente y dejó al descubierto el pleitazo entre el saliente director del IMSS, Germán Martínez, y el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, para cuya dependencia don Germán tuvo el peor de los insultos que se le puede hacer a la 4T: “neoliberal”.
Al dar a conocer en una carta su decisión de presentar la renuncia Germán Martínez también deja al descubierto que un inminente infarto que amenaza al Instituto Mexicano del Seguro Social, y que este podría ser de consecuencias fatales.
Es su larga carta Germán Martínez dio y repartió.
Asegura que mientras el presidente abolió el neoliberalismo, funcionarios de la Secretaría de Hacienda ponen en riesgo el funcionamiento del instituto al impulsar políticas de esencia neoliberal de ahorros y más ahorros y recortes y más recortes de personal. Y acusa que funcionarios de Hacienda no le han respondido oficios y se le han cancelado juntas de último momento, donde se atendería la delicada salud financiera del instituto.
El otrora panista y ferviente defensor de la Cuarta Transformación continúa su desolador diagnóstico y reconoce que en el IMSS “muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, los contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin horizontes de legalidad y eficiencia, las compras de equipamiento paradas, las reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo”.
Así que según el parte médico de quien hasta hace unas horas era la máxima autoridad del instituto, y por ende el mejor informado de la situación, la salud del IMSS, está en peligro. ¿Alguien en Hacienda tiene otros datos?