Los mensajes de las últimas horas del hombre más importante de Morena en el Senado fueron zigzagueantes. Ayer lunes en la mañana, en la reunión de la Junta de Coordinación Política, le dijo a los demás coordinadores que estaba abierto a hacer un Proyecto B para la Guardia Nacional, que podría asegurar los 10 votos que al Gobierno le faltan porque se incluirían las modificaciones que reclama la oposición.
Pero Monreal es un hombre taimado o acaso la orden que bajó desde Palacio Nacional lo contradijo. Como sea, a las pocas horas de ese encuentro el titular de la comisión de Puntos Constitucionales, el senador moreno Eduardo Aguilar -operador de Manuel Velasco- aceleró los tiempos, introdujo la minuta original en su comisión y ahora el oficialismo se juega a todo o nada, posiblemente en la sesión del pleno de este jueves.
Dos datos del momento actual: Monreal giró en su discurso y ahora le dice a sus allegados ya tiene garantizados los diez votos faltantes. ¿Cómo? Dice que ya negoció personalmente con cada uno de los legisladores que responden a gobernadores que sufren el drama de la violencia. Hay algo cierto en ese argumento: los mandatarios estatales juegan en favor del proyecto emblema en seguridad de la 4T.
El senador Aguilar es un satélite de Velasco, que –como explicó LPO– también busca destrabar la Guardia Nacional para convencer a López Obrador en su máxima aspiración: el chiapaneco está desesperado por la oficina de Olga Sánchez Cordero en el Palacio de Covián. De momento es un enigma hasta qué punto están confluyendo ambas trayectorias: Monreal y Velasco pudieran ser aliados o competidores en una jugada límite del Gobierno que se arriesga a una derrota legislativa de alta densidad.
Las especulaciones dominan la escena. Cerca de Monreal deslizan tres escenarios a considerar. Por un lado, que habría cinco senadores del PRI dispuestos a acompañar la Guardia Nacional. LPO ya había anticipado que Carlos Aceves y Manuel Añorve estaba inclinados en esa dirección. El primero por cuestiones de la CTM y el segundo por un pedido expreso del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, que tiene a su entidad en un pico de violencia.
Osorio Chong se desvivió en los últimos días por mostrar unidad en la fracción parlamentaria. Sabe a la perfección que esta es la batalla más brava de una guerra más profunda: la pelea por el control de la dirección del PRI. Alito Moreno festejaría como una victoria propia la aprobación de la Guardia Nacional.
Pero en el tricolor podría haber otras disidencias. En las últimas horas se habló del senador Eruviel Avila, que tiene una relación compleja con Miguel Ángel Osorio Chong y también del senador de Sinaloa Mario Zamora que estaría presionado por el gobernador Quirino Ordáz, quien defiende la Guardia Nacional con un entusiasmo que da oxígeno a esos rumores. Dicen que hace dos fines de semana, en una reunión en Navolato, habló de un potencial saltó a Morena.
Fuera del PRI también hay movimientos. El coordinador panista Mauricio Kuri deslizó a la prensa hoy martes que había senadores de su bancada dispuestos a avalar el proyecto. Por lo bajo se menciona a un grupo conformado por el neoleonés Víctor Fuentes luego de un pedido de Jaime Rodríguez Calderón, gobernador regiomontano, que se ha acercado a AMLO a quien recibirá mañana miércoles para inaugurar un museo del béisbol impulsado por el magnate Alfredo Harp.
Dentro de Movimiento Ciudadano también abundan las especulaciones porque se cree que Enrique Alfaro podría aportar dos votos a través de los senadores Clemente Castañeda y Verónica Delgadillo. Ambos han cuestionado este proyecto pero Alfaro podría negociar apoyos en seguridad para Jalisco. De suceder sería una fuerte desautorización al control de Dante Delgado que expresaría, finalmente, la realidad de que el verdadero dueño del partido naranja tiene su despacho con vista a la Plaza de Armas de Guadalajara y no en un asiento del Senado.
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