Como ya se escribió en las últimas semanas, la guerra contra el huachicol sentenció la ausencia no sólo de Andrés Manuel López Obrador, sino de toda la primera plana del Gabinete en el Foro Económico de Davos. Ninguno de los principales alfiles del Presidente quiso viajar, en medio de la crisis del desabasto, los sabotajes y el seguimiento de la tragedia en Hidalgo.
La decisión del Presidente fue enviar a funcionarios de segunda línea de la Secretaría de Economía. Viajaron Luz María de la Mora, la subsecretaria de Comercio Exterior, junto a Sergio Silva Castañeda, responsable de la promoción económica y atracción de inversión de la misma cartera.
Según pudo conocer LPO, los funcionarios tuvieron cuatro reuniones de pesos en el Foro. La primera fue con los representantes de Iberdrola, la compañía española que se erigió como la principal empresa privada generadora de energía eléctrica en México. Allí los representantes de la firma re-confirmaron una inversión de hasta 5 mil millones de dólares en este sexenio.
Los enviados de López Obrador también tuvieron una cita con directivos de Goldpcorp, que en rigor hace apenas unos días se fusionó con otra gigante del mercado minero: Newmont.
La empresa canadiense ya tiene una fuerte presencia en México tres minas: la polimetálica Peñasquito, en Zacatecas, El Sauzal, en Chihuahua, y los Filos, en Guerrero. La operación mexicana es la que más ingresos deja a Goldcorp, cerca de un 33% de su operación global. En la reunión con De la Mora, se habrían comprometido a desembolsar cerca de 180 millones de dólares en inversiones para estos próximos dos años.
Pero quizás las reuniones más interesantes -aunque con final abierto- fueron las gigantes de Silicon Valley, Google y Amazon. La idea que está manejando López Obrador es que las dos firmas inviertan en México para la instalación de centros de datos, para que las dos firmas puedan ofrecer sus servidores a toda la región desde aquí.
La oferta que les hace el gobierno de México es que se conviertan en su primer gran cliente, contratándole los hardware para alojar la extensa información que maneja la administración pública.
Más allá de la inversión que implicaría, AMLO es un convencido de que -aun siendo empresa privadas- los “fierros” que alojan información tan sensible -fiscal, justicia o de seguridad, por mencionar sólo algunas áreas- tienen que estar aquí en México. Su idea es que no deben estar más del otro lado de la frontera, en Estados Unidos.
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