La gobernadora Claudia Pavlovich cerró el año pasado con un importante acuerdo que construye los cimientos y una buena parte de paredes al ya añejo proyecto de convertir a Guaymas en el puerto de Arizona, para enviar gas natural al mercado asiático. Fue el 19 de diciembre cuando Pavlovich firmó ese acuerdo con sus homólogos de Arizona y Nuevo México, Doug Ducey y Susana Martínez.
De plano ya se nos olvidó desde cuándo se viene hablando y negociando este viejo sueño de convertir a Guaymas en el puerto de Arizona.
Pero ese sueño ya es una realidad y suponemos que no pasará mucho tiempo para arrancar este plan binacional, el cual consiste en que los tres estados interconectarán sus redes de gasoductos para llevar el combustible de Nuevo México a Arizona para después cruzar al estado de Sonora y depositar el gas natural licuado en barcos fondeados en Guaymas que llevarán el energético a Asia, principalmente Taiwán.
Suponemos que las negociaciones habrían sido intensas, porque despertaron competencias en suelo mexicano. Los interesados en ese proyecto fueron los gobernadores de Baja California y Chihuahua, Francisco Vega y Javier Corral. Finalmente se impuso Claudia Pavlovich, por la infraestructura y localización geográfica que brinda Sonora. Claro, también debió influir las buenas relaciones que por muchos años se han cultivado con el vecino Arizona y ahora con Nuevo México.
El impacto económico debe ser bastante considerable en materia de inversión, investigación e innovación, por la exportación abundante del suministro a la región asiática, que es gran importadora de gas licuado.
En breve este acuerdo se convertirá en todo un referente en las estrategias de promoción de desarrollo regional con impacto global. Este tipo de trabajo aportan beneficios a los dos estados norteamericanos y al mexicano, pero no hay que perder de vista los dividendos políticos que indudablemente le generarán a Claudia Pavlovich.
Eso se verá pronto.
Bernardo Campillo: delito y deleite
El recién aprehendido Bernardo Campillo fue uno de los funcionarios padrecistas que más gozó de las mieles del poder.
Recordamos uno de los pasajes:
El escándalo de las deducciones ilegales de los sueldos homologados de los trabajadores del sector salud, fue una operación diseñada por los factores de poder incrustados en el gobierno y operadores del Sindicato liderado por Mario Villalobos.
Villalobos, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Salud, tenía para este negocio a su hombre de confianza, su brazo derecho: Armando Rodríguez, quien tenía la misión de llevarse al ex secretario Bernardo Campillo a sitios de entretenimiento de Arizona y Las Vegas.
Conocedores de estas historias recuerdan que los varones no iban solos. Se hacían acompañar de bellas mujeres sindicalizadas previamente seleccionadas y dispuestas a correr la aventura.
¿Y quién movía la lana?
Dicen que el jefe del área administrativa, un hombre de apellido Gil, concuño de Guillermo Padrés y compadre de Roberto Dagnino. Gil depositaba todas sus confianzas en la encargada de Recursos Humanos, una hermana de Poly Coronel, a la que colocó en el puesto.
Cuando a Armando Rodríguez, el brazo derecho de Mario Villalobos, le preguntaban de dónde salía la lana que movían para estos viajes de placer, simple y sencillamente respondía: De los sueldos de los trabajadores.
Esta desviación de salarios siempre preocupó a Bernardo Campillo, por ser recursos federales etiquetados.
Pero al parecer poco hizo para remediar la situación.
De hecho, Campillo amasó toda una fortuna pero en la compra-venta de medicinas y la ejecución de obra pública.