En la policía municipal de Cajeme, como en las cantinas, el que tiene más grados a la vista tiene una mejor perspectiva de vida, de mayor confianza en el futuro y hasta de valentía, aunque sea una ilusión efímera. Aquí el punto delicado es que se habla de una “vendimia” de grados policiacos promovida por un mando medio que concreta la venta en unos 20 mil pesos.

Esta versión circuló desde diciembre pasado y recientemente tomó más fuerza cuando se otorgaron 81 ascensos a elementos de la Policía Municipal de Cajeme, pero la cochi torció el rabo cuando un grupo de agentes inconformes lanzaron una simple pregunta que causó escozor: ¿Por qué la mayoría de los ascensos se entregaron en lo oscurito?

Resulta que en la ceremonia de entrega de esos reconocimientos a la labor policiaca sólo se entregaron 35 nombramientos a la vista de todos. Bueno, pensaron, no hubo 81, nada más 35.

Pero como los inconformes son investigadores, casi sabuesos, indagaron por aquí, allá y acullá, recogiendo rumores de todo tipo que apuntaban a que se habían entregado otros nombramientos en la oficina de “10-2”, como llaman en clave al Comisario Jefe, Antonio Gutiérrez Lugo.

Esos rumores cargados de sobrada malicia llegaron a los regidores Sandra Luz Montes de Oca, Joaquín Armendáriz y Vidal Martínez, quienes solicitaron formalmente la información de este caso y confirmaron las sospechas: Fueron 81 los nombramientos entregados, 46 de ellos en lo oscurito.

Aquí saltan algunas preguntas:

¿Estas sospechosas matemáticas ya se investigan por los mandos superiores?

¿La vendimia de ascensos policiacos se realizó o es pura fantasía?

Y, sobre todo, ¿para qué rayos está el comandante en jefe, Tinito Félix?

No se necesita ser un experto en medidas de seguridad para comprender que este de acciones contribuyen a la peligrosa violencia que viven y sufren los cajemenses.

A sus órdenes, jefe.