Es en la derrota cuando todos las enemistades se descubren, revelan, y chocan. Así ocurrió entre Enrique Ochoa Reza y Roberto Sandoval, quien ayer reapareció y ante la prensa reveló que sigue viviendo en el mismo domicilio de Tepic (en el fraccionamiento Leyva Medina), y que no huyó a ningún otro país ni está escondiéndose de la justicia.

Igualmente, el ex gobernador de Nayarit reveló que tanto él como el grupo de priistas que comanda en el estado votaron por Morena y Andrés Manuel López Obrador en los comicios presidenciales. “Yo ya no soy político, ya déjenme en paz, yo no quiero regresar a la política, sigo trabajando todos los días, somos gente de bien”, afirmó.

Además, sin bajar el tono a sus críticas, negó las acusaciones sobre enriquecimiento ilícito y reprochó que en su momento ningún militante de sus partido saliera en su defensa; particularmente, el ex líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, a quien lanzó una amenaza: espera encontrarlo pronto -dijo- “sin partidos y de hombre a hombre, porque tengo mucho que decirle”.

El aludido no tardó en responder. Responsabilizó sin más al ex mandatario priista de cualquier incidente que afecte la seguridad de su familia y la de él. “En virtud de las amenazas que, de manera pública, mi familia y yo recibimos de su parte, lo hago responsable de cualquier incidente que afecte la seguridad de ellos o la mía. Seguiré visitando Nayarit y seguiré trabajando en la Cámara de Diputados en legislación que beneficie al pueblo nayarita”, dijo Ochoa Reza.

Y concluyó que nunca se pronunció en contra de Sandoval Castañeda “ni ha tenido conflicto alguno en lo institucional o en lo personal” con su ex compañero de partido, quien lanzó las intimidantes palabras al salir de la iglesia en la que se realizaba una misa en honor a un sobrino (Hugo Sánchez Sandoval), el cual fue asesinado cuando su tío entregó la gubernatura del estado.