El despilfarro de muchos gobernadores, hoy encarcelados o prófugos de la justicia, provocó un descontento tal de la ciudadanía que se vio reflejado en las urnas en las pasadas elecciones. En consecuencia, el nuevo gobierno pretende impulsar un gobierno más austero y fiscalizado con los delegados estatales.
Para muchos, esta medida es una forma de tener el control político en los estados.
Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo, explicó que no es una figura nueva que vaya a crear, sino que serán como los delegados que siempre ha habido de las dependencias federales, pero ahora sólo será uno, en lugar de decenas, como parte de su plan de austeridad.
“Yo no sé por qué les preocupa si ya no se van a entender con tantos, sólo va a ser un delegado del gobierno federal en cada estado. Y es una facultad del Ejecutivo, no requerimos modificar ninguna ley. Yo tengo esa facultad y la voy a ejercer”, señaló.
Además negó que los delegados estatales serán algo así como vicegobernadores.
Ello, luego de que hace unos días, el gobernador electo de Jalisco por Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro, externara su rechazo al delegado, en este caso Carlos Lomelí Bolaños, quien fue candidato de Morena en la misma elección por la gubernatura.
El tabasqueño aclaró que se trata de figuras distintas, ya que los gobernadores son electos, y el presidente será respetuoso de la soberanía de los estados y de los municipios. Asimismo, subrayó que como mandatario federal tendrá la facultad de designar delegados en las entidades sin necesidad de una reforma.
Y es que la preocupación se ha extendido entre los mandatarios, porque en varios casos, los delegados fueron candidatos de Morena a las gubernaturas, por ello, a algunos les preocupa que se genere una dualidad de poder con los gobernadores de las entidades federativas o perder aún más poder para actuar con total libertad, para bien y para mal.
Al igual que en el Congreso federal, en la gran mayoría de los Estados, las Cámaras de Diputados serán de mayoría morenista, ese no es un problema para los gobernadores entrantes de mayoría morenista, pero sí lo es para los mandatarios priistas o panistas, como es el caso de Claudia Pavlovich de Sonora; o el de Omar Fayad de Hidalgo.
Tanto les preocupa, que antes de que llegue el nuevo Congreso han pretendido modificar la ley a su conveniencia. La primera ya lo intentó pero fracasó, ante un oportuno llamado de Alfonso Durazo.
Ahora toca el turno al priísta Omar Fayad, quien pretende darle la vuelta a la voluntad de los hidalguenses de que haya un contrapeso al Poder Ejecutivo, reformando la Ley Orgánica del Congreso estatal, avalada en fast track por la aún mayoría priísta y en medio de la represión de diputados electos y en funciones de Morena.
El gobernador pretende el poder absoluto para seguir manejando los dineros del pueblo a su libre árbitro sin rendir cuentas a nadie de sus actos y del ejercicio del presupuesto público