La explicación de Roberto Gil Zuarth no convenció a nadie. La idea de una reunión de casualidad, que lo congregó en una misma mesa a Manlio Fabio Beltrones, Diego Fernández de Cevallos, todos allí por citas previas con otras personas, resulta -como mínimo- inverosímil. Así lo leyeron en el Frente.
Hay que recordar que LPO reveló el sugerente encuentro, a solo 5 días de la elección más grande de la historia de México, que se llevó a cabo en un exclusivo restaurante de Polanco.
La reacción de Ricardo Anaya volvió a ser la misma. Sus operadores negaron que haya ruidos internos en su war room, de la misma forma que rechazaron que los gobernadores y candidatos locales ya hayan decidido tiempo atrás desvincular la imagen del queretano de sus respectivas campañas porque hundía sus números. “Todas fake news“, es el argumento trumpeano que utilizan su entorno.
Horas más tarde, el Jefe Diego fue convocado al cierre de campaña de Anaya en Guanajuato, en una clara intención de mostrar que no hay hemorragias internas en los equipos del Frente, algo que se contradice con la información que brota desde adentro.
LPO ya contó los señalamientos que pesan sobre Jorge Castañeda, el jefe de estrategia en la campaña que no encontró en meses un hilo conductor para el discurso de su candidato. El “error de abril” fue el momento más tenso.
Ahora, es el Jefe Diego el apuntado por “traición”. Ya semanas atrás había tenido una aparición ruidosa, cuando públicamente objetó a Castañeda y puso en duda que exista un pacto entre López Obrador y Los Pinos, principal argumento que se utilizaba por esos días.
El Jefe Diego no sólo contradijo al jefe de estrategia de Anaya, sino que también volvió sobre la idea de un eventual acuerdo con Peña Nieto para jalar el voto útil en favor del candidato presidencial panista. “El Jefe Diego juega para el sistema, no para nosotros”, se quejaban los aliados del Frente.